DEUDA
¡Nos quedamos debiendo tanto amor!
¡Qué necio fue querer parar el tiempo!
Gastar como ebrios los momentos.
Posponer como ciegos el amor.
El acero enraizado que bullía.
Fortalecido en distancia.
Que brillaba en tus ojos.
Que vagaba en los míos.
¡Nos quedamos debiendo tanto amor!
De la mesa cotidiana, hoy
me duelen los silencios.
Y es ahora, mi viejito,
en tu ausencia de martillos,
o en tu patio enmudecido,
que te gritan mis cimientos,
se lastima el corazón.
Por pantanos rutinarios
extravié mi red filial,
Nos amábamos silentes
Fuimos rieles bifurcados.
¡Ay, qué deuda más absurda!
Con racimos en los brazos,
demorando en abrazarnos…
¿Habrá, Dios, aún espacio
que nos colme de consuelo?
¿Qué compense esta torpeza
que hoy sacude mi canción?
Del Libro "Eroscidio. Amática contra el Desamor" 1988.