Friday, August 06, 2021

Brindis en nuestro 48° Aniversario

Brindis a los 48. Lúdica, chispeante de sabiduría, sonríes a la naturaleza, te sumerges en las enredaderas como un colibrí etéreo, conversando con tus aloes vera, con el palto que crece, con el limonero al que limpiaste de pestes, tal como limpias, con oraciones persistentes, el caminar cansino y seguro de tu tribu, en medio de retoños que nos hacen correr y trastabillar felices. Eres mi musa ineludible, todos mis laberintos desahogan en ti, mientras vamos llevando la barca por turbulencias, enrabiados por la estupidez de los esclavos sonrientes, que se enamoran y sirven a sus verdugos, tratando de accionar desde el ejemplo, con elocuencia tácita, en una vida plena de esfuerzo y compañerismo del bueno. Hubiera querido descorchar vinos añejos, colocar guirnaldas de luces en el olivo y llenar la comarca de duendes protectores y bandidos. Hubiese pintado las puertas de colores distintos, como inventos para escapar de las murallas plomas del hastío. Hubiese querido cantarte boleros, sacarte a bailar por una cabeza, aunque sé que no soy Al Pacino, llevarte entre cantos al cielo, a lejanos geoglifos perdidos. Pero, el tiempo es renuente a los sueños y, aunque quise dejarte un diamante encendido, hoy la realidad se vino con ritmo intrusivo, se llenó nuestro espacio más íntimo, de un bullicio que no comprendimos. Entre taladros y cables tendidos, modernismo o progreso, lo mismo, escapé buscando silencio y me encerré en un canasto de mimbre, como niño, en un nido escondido. Desde aquí, recreando los juegos, aprendiendo que somos abuelos, desde esa galaxia de nardos, puedo, al fin, proclamarte mi estrella, directriz pasional que me inspira. En este nuevo aniversario, en tu reino blindado de inciensos, el proyecto esculpido en coraje y porfía, hoy izamos en nuestra comarca, como blasón victorioso y henchido, el amor que jamás fue vencido.