Monday, October 07, 2013

Aprendiendo canciones de cuna

Caminé por las calles de un puerto
releyendo tu pálida esquela

Imaginé nuestro hijo primero
aferrado a tu pecho en su sueño

Marchité mi pequeña romanza
entre trompos, un beso y un trueno

Resbaló por mi frente de circos
una ronda de hadas, un perro

Con bolsillos sin migas ni alondras
atravieso la Boca y San Telmo

Recostada mi franja de hastío
silba lenta una canción de cuna

Ensayando descubriré alguna
o quizás me la enseñen mil lunas

Sobre cruda distancia de cartas
quiero regalarle una canción de cuna

Las conjugo al viento en Palermo
por las calesitas del viejo zoológico

Remontando dimensiones de invierno
quedan titilantes, buscando un destino

Pero luego fenecen junto a mis silbidos
se va haciendo triste mi afán musiquero

Aprendiendo canciones de cuna
para pronto, espero, susurrarte una.
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Buenos Aires, Agosto 1974.

El decenio


Cuesta muy poco demoler
Son sólo necesarios
Silencio controlado
Mentira exacerbada
Y el acero calibrado amenazando siempre

Cuesta muy poco demoler
Y demolieron
Implantaron banderillas de egoísmo
en el duro lomo ciudadano
La palabra murió presa del viento
Las miradas hoy cruzan las camisas
De pie viaja ahora la mujer encinta

Los negros pizarrines de la usura
han dado seriedad al discursivo
Las sirenas inundan de espejismos
los muelles, maestranzas, conventillos
Cansados del chirriar de su muerte
remendamos la fe como bandera.

Costó muy poco demoler
Y demolieron
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Valparaíso, marzo de 1983.


Ventolera de ausencias


Abstraído en un sudario el viento empapa las aceras
Intentando escapar de su elemento
Proyectando una mirada a los huemules
Elevando lo recóndito de pájaro de mis prehistorias mágicas
Visualizo tras mil rostros la respuesta
A este cerco entreverado de pijamas de luna
Herméticos aullidos, sin comunicación ni risas
Reptantes almanaques de candelas rojas desabridas
Deambular con el hambre en la comisura de la mueca
Hambre que no es producto fisiológico
No lo calman el café ni las esquelas
Es la fría mampara sin el beso
donde intuyes el aroma plácido del pan
y unas caderas

Buenos Aires, Junio de 1974.

Saturday, October 05, 2013

Miradas

Me siento cansado,
Mi vista taciturna se pasea con lentitud por los prados.
Mi alma expele un perfume que camina por mi pecho.
El corazón  cercena su respiración para asombrarse
Contempla la mañana que se asoma morosa
por las cúspides nevadas de las altas montañas.
Mi espíritu se aferra al tronco grueso y firme del álamo
Se baña en el charco de agua que ha llorado la noche
Extasiado contempla las dulces melodías
que tatarea el sol
mientras acaricia alegre
las mejillas de los montes
Poco a poco el paisaje se rebalsa de fantasía
En las laderas los rebaños pastan
Los perros pastores se despabilan
Salen a jugar las mariposas
Como una arteria plateada
el río lleva vida
a las flores de pétalos dormidos
Los bueyes del cielo
arrastran suavemente
su redondo cargamento de paja
El mar lo recibirá.
Es hora de despertar.
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Valparaíso, Petorca, verano de 1962.

Acuarela

Un cerro tranquilo recuesta
su otoño de ascensores
en la plomiza gramilla del Pacífico

Dentro de este cerro arrebolado
de  ropas multicolores que danzan
entre silbidos de polvo,
casi al llegar a su frente
donde ondea la niebla en pensamientos,
se descubre un cántico suave
con aroma a leche hirviendo,
empapando el barrio
de un cosquilleo de rumores

Es un canto susurrado apenas,
desde la boca joven, prometida,
se prolonga como seda
volando hasta el marco
de la acuarela íntima,
la sensual pintura
de las madrugadas tersas

En este momento yace el cerro
cansado de inviernos
Muda en su cima
la casa rosada no ríe ni sueña
Envuelta en esperas
la mujer suspira,
acunando al hijo
y un vacío espina.

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Buenos Aires, Julio 1974.

Cotidiano

Estiró un mantel en la vereda
Respiró profundo y con vergüenza
Extendió su juego de herramientas
y así, de pronto,
un obrero metalúrgico
se graduó de perseguido
y ambulante

Brillantes y lustrosas callejuelas
que de noche han barrido los torneros
se inundan de un pregón de duelo
para vender
paraguas,
el alma
y algún sombrero.

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Chile, 1983, Valparaíso

Dibujos

La hidalga pipa húngara
cuelga de su cinta verde
con su tapa plateada
y su propuesta de tabaco lejano

El calendario y sus oseznos
brillando sus ojos en el saludo amigo
comparte mis primeras
canciones libertarias

El crucifico de hueso
sobre la cuna del hijo
acompaña el camino de su sueño
y da paz a su madre adolescente

Nuestro óleo marino
nos regala sol
con el reflejo multicolor
de una tarde de Calbuco

Finalmente, la cuna
en el maravilloso desorden
del pijama celeste y juguetes
mece nuestra esperanza en sonrisas

Son todas las esquinas
que enmarcan
con pinceladas de tregua
nuestro minuto feliz

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Buenos Aires, San Telmo, 1975.

Friday, October 04, 2013

Esgrime la vida

Ya no tiembles, pequeña
esgrime la vida
!Total, al fin y al cabo,
la muerte sólo es un lapsus linguae 
en la conjugación de la eternidad¡


Naguilán

Naguilán

Tumbado cual anciano pensativo
El navío duerme en su duro lecho
La soledad pasea con la brisa marina
por la humedad crujiente de sus bodegas
Silenciosos mástiles suplican socorro
a las estrellas

Miles de miradas han rozado sus chimeneas
ya oxidadas por la indiferencia
de la vida
Su quilla se ha herido
en oleajes que azotaron los maderos

Ya las olas acarician hipócritas
la popa angustiada
La noche lo rodea
el viento frío abre aún más sus heridas

Los astros, desde su terraza de luz,
observan al Naguilán en su desgracia
y lo cubren cariñosos con su sueño.


Poema escrito en 1963, cuando encalló en Placeres el barco Naguilán.