Monday, October 05, 2009

A una buena amiga

A una buena amiga

Naranjas cotidianas, mis recuerdos, son zumo embriagador, traen espejos. Tintinean las poncheras, un cojo se menea en una pierna, un piano suena, salta la cumbia, apretados merengues, caderas que se cimbrean. Momento de bailes voluptuosos, de propuestas. Destiñendo de la jarana, mi prédica en un sofá era monserga. Que duró un suspiro, hasta que apareció ella, toda piel por descubrir, adulándome sus ojos mentirosos, invitándome con sabia sutileza a recorrer sus montes sin fronteras.

La tibieza de sus muslos marcó mis noches. Su cuerpo redondo fue archipiélago, sus caricias primores descubiertos. Su aroma de señora de experiencia fue un tentador regalo, vino añejo. Toda mi cordura claudicaba en ella, su fuego arrasaba catecismos y dejé de preguntar leseras, que porqué, que cuando y si de esto algún día te salieras.

Extraño fornicar por sus estuarios, saboreando piel canela, bocetos de altiplano o de candela. Desprejuiciado y loco, escapando de novias pretenciosas, la tuve acurrucada sin premuras, escuché respetuoso sus historias de viajera. Quiero dar las gracias a ella, gran meretriz, hembra primera, gran amiga desconocida, conversadora, paciente, habilosa forjadora de mi libido. Gracias a ella por sus lecciones tibias. Gracias por mostrarme su arte que dejó allá arriba mi autoestima. Gracias por haberme aceptado sin cigarros. Y, sobre todo, gracias por haberlo hecho gratis, compasiva.

Saturday, October 03, 2009

Desvaríos



Apareces de pronto por los vestíbulos, le cambias el color ocre a mis buhardillas, eres mariposa pregonando la primavera, te posas en las cajas llenas de fotografías, las barajas dominando el tiempo, formando mosaicos de besos y dejas en el último libro tu perfume trasgresor que incita mis venas.


De pronto te atrapo, subo por tu pecho, aferrándome a la luna de tus senos, cual minero que viene de los socavones a mojar su garganta en aguardiente.


Exploro en la niebla tu sonrisa, siento tu boca en la mía, encamino mis manos hacia tus caderas y el sudor me empapa como vertiente, el cielo se llena de jirones rojos y, de pronto, te alejas, desnuda, promisoria, esquivándome, jugando conmigo, perdiéndote hacia el mar en un suspiro.


De allí en más, la madrugada se me hizo fría y despiadada, la fiebre martilló sobre las sienes, mis ansias de ti se calmaron lentamente y tuve que esperar acodado al buzón oxidado de la plaza del pueblo, mascullando soledades y espejismos camino a las ánimas, hasta que la aurora se compadeció de mi y me hizo dormir entre sus brazos, esa mañana de hospital.


Atacama, 3 de octubre de 2009

Friday, October 02, 2009

El Adiós A Mercedes Sosa


Mercedes

Tu canto rompió las mazmorras del espanto
enclavada rosa americana, prólogo de la libertad
acequia andina, resistencia celeste

Viniste con el viento, clandestina, poderosa,
Negra querida de los cañaverales
subimos por tu voz de alondras a vivir la epopeya de Alfonsina

Lloramos remecidos por tu ronda, esfumaste la pena, todo cambia
te empinaste liviana en tu galaxia, planeta rebelde

Desde la Argentina trizada por la muerte, flamearon tus pañuelos
Cantora de los mates, fulgurante mariposa de la selva tucumana,

Te vas con Violeta en dúo de amapolas,
Gracias a la Vida, Gracias a la Vida, tú nos diste tanto

Mercedes ve tranquila, el Padre bailará con tu voz estremecida
y nosotros quedaremos aplaudiendo, aplaudiendo, agradecidos.