Sunday, October 30, 2011

besatón


Tus labios inflaman mis propuestas
 Y de tanto besarlos en las protestas 
se me entrevera  de hormonas
la conciencia

Wednesday, October 05, 2011

Contigo revivir




Contigo revivir

Con el asombro prendido a mis solapas
parto a redescubrir la vida
Había caminado sin preguntas
y ahora quiero que  me lo expliquen todo

Navegar las hojas de papel biblia
de mis enciclopedias amigas
Fascinarme en el olor a imprenta y cola
de los empastados del Peneca

Voy contra el viento y contra el tiempo
Enfrascado en entender los misterios de los panales,
la  bendición de sus mieles milenarias
Explorar los coloquios de las lagartijas
retozando al sol junto a las docas

Hilvanar historias de pelícanos y lobos marinos
Felicitar a los jotes que limpian la carroña
Adherir a los vuelos de los trenes
Encandilarme en  sus carros de amanecer
Ser polizón de sus túneles mineros

Descifrar nuevas estrellas del desierto
Caminar aprendiendo del universo
en postergadas lecturas
de las mil y una noches

Encandilado de violines gitanos
Guardando las pinceladas de Chopin
Absorto en la ópera Aida cantada en polaco
Amar las ilusiones de plaza de la Opera

Saborear hormigas saltadas en Bucaramanga
Regalarte un joyero de esmeraldas gigantes
Reincidir en tu sonrisa
Aprender de tu sabiduría

Volver a leer un vaso de leche
Recorrer con Platero los desiertos propios
Asumiendo mis pobres balbuceos
Maravillándome ante la química intuitiva

Calculando los años luz en que orbitaré
por las aureolas de tu cuerpo
Queriendo reposar en tu regazo
Escuchar tus relatos
Dormirme en tus historias

Amanecí dispuesto a la aventura
de besar tu cuello
de gritar te amo
de romper inconclusos pasquines
de abrazarme a las velas corsarias
y llegar sin medias tintas
a proponerte un reinicio

Resignado y sin fuelle
para cambiar el universo,
resuelto a dominar nuestro jardín,
me concentro en lo nuestro

En la amistad que amortigua los pesares
en la mesa colorida y sus aromas
en los musgos de tozudos humedales
en las lámparas de carburo del pirquinero
en hamacas de vino rojo con canela

En parinas fantasmas que decoran los siglos
En las aguas ardientes de río negro
En ese abrazo constante que nos fusiona
en compases de eternidad.


Caligrafías de Amor, 5 de octubre de 2011.























































































































Saturday, August 27, 2011

Remanso

Eres la única solución

para mis ansiedades

manantial que intuyo

entre espejismos


Eres la vid que dora el sol

el vértigo de aromas

que cura mis heridas


Eres el calor que me conforta

la seguridad que me cobija

el espigón azul

en que mis palabras

enmudecen de gozo

Siento que sin ti

me desvanezco

y me pierdo en subterráneos

me sofocan los negros oleajes

me dispersan las sirenas

de los emporios

me llevan a un leprosario gris

los argumentos racionales

de la locura

Solamente contigo

salgo del abismo

y me sujeto a tus besos

me aferro a tu piel

en madreselvas

y me convierto en apenas

soplo

en apenas cuerpo

en susurro de alma

que se acurruca a tu vera

para intentar eternidades

inalcanzables

apenas de la mano,

apenas uno solo,

apenas.


Caligrafías de amor, 27.08.2011

Saturday, August 06, 2011

Matrimonio en tiempos de cólera

Matrimonio en tiempos de cólera

Era el 6 de agosto de 1973 y el país estaba convulsionado, paros por doquier, emplazamientos al gobierno, tomas, cortes de caminos, paro de los camioneros, desabastecimiento, colas, mercado negro. Unos marchando por tumbar el gobierno, otros creando poder popular, unos tratando de trabajar y hacer las cosas bien, pero las mayorías en la escalada de la descalificación, de la polarización. En un escenario incontrolable, el fascismo tendía sus tentáculos y los infantilismos revolucionarios daban pie para que la violencia se fuese retroalimentando, creando el desgobierno y la tensión.

Siempre quedó en el anecdotario familiar el hecho de haber llegado tarde al Registro Civil; la verdad es que había pasado la noche preocupado de no quedarme dormido y al final resultó lo contrario. Pero, además, no había movilización y hubo que bajar el cerro para tomar un trolebús de la empresa de Transportes Colectivos del Estado. Llegué casi dos horas tarde, apurando a mi madre, presintiendo el enojo de la novia. Mi padre había llegado temprano al Civil, estaban los testigos, pero faltaba lo más importante, el novio.

Habíamos sido militantes activos de la izquierda joven, pero hacía un año nos habíamos alejado por un rechazo casi intuitivo al fanatismo que escalaba en todos los espacios. Nos dedicamos a trabajar y querernos, contra viento y marea, porque nunca las familias creyeron que aquello iba en serio. Nosotros nos reíamos del mundo y con ánimo rupturista habíamos decidido casarnos en una tenida sport elegante. Rosy lucía preciosa con un vestido verde cortito y una chaqueta de antílope muy fina; yo iba con jeans, un lujo para época, un pulóver blanco invierno y un hermoso vestón de cuero. Esa pinta equivalía a habernos comprado un comedor americano y fue la opción. Decisión que fue premonitoria porque con esa ropa viajamos al exterior y la lucimos para buscar trabajo fuera de Chile. El punto es que a las 11 de la mañana de ese día 6 de agosto, se hizo la ceremonia y se nos arruinó el desayuno contratado en el Café Riquet y la orquídea que le llevaba a Rosy casi me la ponen de sombrero.

Las fotos que tomó el fotógrafo del Registro Civil nunca las recuperamos, por lo que no quedó huella de esa ceremonia. Lo atribuímos al golpe o a que simplemente nos estafaron. Quedaron sólo unas pocos fotos que tomé a Rosy en la Iglesia de la Merced, en la Plaza O’Higgins. Así transcurrió esa mañana, cuando el mundo se caía a pedazos, nosotros nos enfrascábamos en nuestro amor. Lo que siguió fue tragicómico.

Nos casábamos por la Iglesia el 15 de septiembre y el cura obrero que haría la ceremonia había pasado a la clandestinidad. Cuando llegó esa fecha no quedaba gobierno, lo vivimos con toque de queda a las 7 de la tarde, en una reunión almuerzo en que partimos lo que quedaba de la torta de novios, nos tomamos unos vinos y fue prácticamente la última vez que nos juntamos en familia, ya que a partir de allí cada cual tomaría rumbos diversos y el impacto de la historia sobre las familias tejería dramas particulares que en el fondo eran el mosaico de una tragedia nacional anunciada, pero que nadie quiso evitar a tiempo.

Crónicas, 38 años después, Feliz aniversario.

Friday, August 05, 2011

TRES POETAS Y UNA PASIÓN, sábado 13.08 en Punta Arenas


El sábado 13 de Agosto participaré en el Coloquio Poético Tres Poetas y una Pasión, tertulia y café literario que se realizará en el Club de Campo Leñadura, en la ciudad de Punta Arenas.
En este Coloquio estaré presentando como Moderador a dos Poetas Magallánicas, Patricia Cremaschi Ojeda y Marcia Lara Acuña.

En este encuentro leeremos poemas, reseñaremos nuestras historias en la letras y conversaremos con el público asistente. Un chocolate caliente acompañará la tertulia de poesía y amistad.

Monday, July 18, 2011

Motricidad fina



Acércame tus labios

para volver a creer en ellos.

Déjame en un beso desabotonar tu blusa

y recuperarte cual cereza de fuego

en la plenitud de tus escalofríos.

Déjate explorar por mis dedos temblorosos

que juguetean nerviosos con los broches

de tu brasier, en esa torpeza adolescente

que se quedó conmigo para siempre.



Atacama, 18 de julio de 2011


Monday, July 04, 2011

Alquimias


En probetas de greda incaica he indagado por tu génesis, Atacama. Rasmillones en la roca me confidenciaron de tus ilusiones galácticas. Empinado en el espiral del fuego superé las eras del hielo, pero se secó la sal y quedó el perfil del desierto embalsamado como una gran interrogante.

¿Qué familia de colosos bebió la energía en el Salar de Plato de Sopa? ¿Quién domesticó las Lagunas Bravas? ¿Qué gigante niño jugó con las rocas partidas, amontonadas frente a la playa de Conchuelas? ¿Qué artesano esculpió mastodontes y mamuts en la franja costera de Rodillo? ¿Cuántos fantasmas acumulados a la vera del camino se han quedado clavados a los crepúsculos de Caldera?

Sigo mi camino, deambulando sin un norte, atrapado a una nostalgia difusa, que viene del traslape de confusas dimensiones y se pega a la piel como camanchaca salobre de la fría madrugada. Así, fui recorriendo los arrecifes y hurgué las arenas buscando el alimento del mar para sobrevivir a mis fantasmas.

Estoy deslumbrado, forastero perenne, inventando vertientes en las rocas eternas, cavando por vellocinos de oro, por pactos endiablados que retumban en los encierros magnéticos de los socavones.

Veo almas en pena deambular por ellos, buscando la veta de la juventud eterna. Y transpiran mis manos en el frenesí del espejismo dorado y claudico, como tantos, al embrujo del brillo.

Sin embargo, a poco andar, hinco la rodilla en tierra y escapo luego de las garras del oro, resguardado en la lisonja de mi abuela, que ha venido con su haz de luz a proteger mis pasos.

En la alquimia secreta del desierto, establezco mi oasis y quedo convertido en un cometa que se escapa y vuela libre por las fronteras de los acantilados, besando el mar, recuperando el candor de las auroras, libre amante persistente de los amaneceres de Atacama.

Friday, May 27, 2011

Despedida

Me queda media hora

para sumergirme en la laguna de tus ojos

media hora escasa

paupérrima

violenta

terminante

para musitar tras tu lágrima

que me alejo

Déjame un puñado de silencio

un abrazo anclado

al alma encarcelada

que te grabará

en secreto

Media hora apenas

para alzar mis huesos

de tu lecho

apartar mis raigambres

de tu cuerpo

y despertar del sueño

con el agua fría

con la camisa blanca

la corbata de seda

los zapatos lustrados

mis documentos

Media hora

que se escapa en el silencio

ni un te amo

ni un reproche

Parto inexorable

sin despedirme

Me queda media hora

Alcanza para un café

o un té con canela

Cuídate mucho

me conceden tus labios

la media hora se agota

raudo alcanzo mi valija

y sin poder mirarte

frunzo el ceño

beso tu mejilla

y un hasta pronto

mentiroso

rasga el aire

Una paloma

ensucia la vereda

y el golpe de la puerta

a mis espaldas

cancela el último minuto

El amor se esfuma

y un avión me espera.

Sunday, May 01, 2011

Ánima del mar

No escarmentaba la torpe doncella, mojada y revuelta de arenas, se quedaba en la orilla como una cometa. Pero luego, insistía, jugando graciosa, al mar se volvía, a sacar la arena de su pelo negro y sus orejas pequeñas, Y de nuevo las olas hacían de ella una tromba risueña, gracilarias y luches revolcados de espuma, se quedaban con ella.

 

Al mar no temía, aunque ella era niña de sierras, que del mar no entendía gran cosa, mantenía entre sueños de almíbar y acuarelas celestes o rosas, sus castillos de arena encantada, jugando entre caracolas del monte a ser una dulce sirena, de voz entonada y ligera.

 

Una tarde siniestra, se cuenta,  retozaba en la arena soñando, cuando vino una ola gigante que no supo de juegos ni anhelos, la envolvió para siempre en su ira, la llevó mar arriba, hasta el cielo, la dejó constelada en silencio.

 

Por las tardes de verano en Caldera, a las playas desciende la niña, la veréis correteando muy pálida, entre espumas rosadas o lilas, como un alma en pena y pequeña. Cuando cae la noche desértica, ella renace  en caracolas y luna, su canto seduce en las playas a mendicantes poetas en pena y, con un himno de ingenua sirena, les sacude y calma cadenas. Mas, si ellos se duermen con ella, se los lleva en espumas de estrellas, los encumbra en las olas doncellas y se pierden por siempre sus versos en el anaranjado horizonte de Caldera.

Comarca de los Poetas, Chañaral, 1 de mayo de 2011

Thursday, April 28, 2011

Buscándote

Con piedras redondas escribí sobre la arcilla
tu nombre rimaba mariposas
Escudriñé las mansiones de Neptuno
siguiendo tu rastro de luciérnaga

Te supe extraviada en las arenas
levantando jardines de contramano
Cautivaste a los colibríes con tu voz entonada
Alfombras de verdor rebelde tendiste en Atacama

Por fin, llegué a tu orilla
con las manos sedientas
esperando un remedo de amor
que sellara mis ojos con un beso

Difusa te encontré
hilando el huso de la primavera
entre cactus agradecidos
que cercaban tu aura, protegiéndote

He recuperado la vida
en este agitado correr tras de ti
atiborrado de frutas y vinos
para seducirte una vez más
como a una crédula doncella
de los atardeceres
de Caldera.

Friday, April 22, 2011

Semana Santa y 40 años de amor

La Pasión del Señor era dramatizada por el centro de la ciudad, era una celebración popular, la Iglesia del Pueblo se manifestaba en una religiosidad extendida; la gente se aglomeraba en la calle Pedro Montt y tú y yo salíamos por primera vez solos y estábamos en medio de la muchedumbre intentando ver pasar al Cristo sufriente, escoltado por los crueles soldados y sufriendo las estaciones ante la conmoción de los porteños que vaciaban los cerros para presenciar esta solemne procesión que culminaría en el cerro Placeres.

Sin embargo, lo único que me ocupaba en esos instantes, era un quizá sacrílego deseo, que me inundaba a medida que tomaba tu mano y nuestros cuerpos se rozaban en medio del gentío. De manera cómplice tu jugabas conmigo y tus mejillas se acercaban a la mías, con la excusa de ver pasar a Jesús.

Cuando volvimos a tu casa, la excusa perfecta para perdernos de la vista de tus parientes, fue ir a una pieza del fondo a buscar ropa vieja para construir un Judas. En ese momento, me sorprendiste con un beso inolvidable, al cual respondí como león azuzado apretándote a mí, sin palabras, en un anuncio pasional que arrasaría con el tiempo.

Disimulamos nuestro juego y desde el balcón de tu casa vimos en esa Semana Santa pasar las procesiones por la calle Diego Portales, mientras nos tomábamos las manos, furtivamente.

Han transcurrido 40 años y parecieran ser un soplo. Continuamos el juego, eludiendo dolores, superando los escollos, navegando entre arrecifes, trepando desiertos, pero siempre fértiles de imaginación, pasión y fe. Quizás en esa procesión de Semana Santa nos cubrió la bendición del Padre y como Él sabía de la pasión que bullía en nuestra piel juvenil, nos conminó a crecer en su amor rompiendo cualquier obstáculo, valientes y constantes. En esa misión, tres hijos enriquecieron nuestro patrimonio ínfimo y sus simientes sanas y fuertes sabrán de darnos los frutos para disfrutar juntos, Dios mediante, la tercera y cuarta etapa de la vida que nos sea concedida.

Por ahora, simplemente gracias a Dios por venir con su verdad y su perdón, por regalarnos la vida renovada y por profundizar a cada minuto nuestro amor insondable.

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Monday, April 18, 2011

La cruz del alto

Al atardecer de un intenso día de río, piscina y plaza, nos reunimos el grupo de amigos que veraneamos y pasamos vacaciones de invierno en Petorca. Nos hemos visto por varios años, ahora somos amigos en la común tarea de crecer y explorar el mundo desde la adolescencia. En la plaza, en torno al monumento a Manuel Montt, después de misa, nos reunimos y de allí apuntamos a la cumbre, provistos de gorros de lana, caramelos, yo llevo además una pequeña libreta y un lápiz.

En el grupo están las niñas santiaguinas que hemos conocido en la piscina y que obtuvieron permiso de sus padres para hacer esta caminata vespertina a este cerro que domina el pueblo. El ejercicio de dominar el paisaje desde la cumbre, ver caer la noche y descender cantando en voz alta, Dicen que el Diablo murió en Petorca y que en La Ligua lo enterraron, se suman las leyendas del maldito, como aquella del burro negro al cual se iban subiendo los niños para dar un paseo, hasta que uno de ellos exclamó “!Ave María Purísima, chitas el burro p´a largo¡” y en ese instante el burro había explotado, dejando a todos los niños tirados en el suelo y un pesado olor a azufre en el aire. Es el juego de la autosugestión y también del coqueteo intuitivo, somos púberes o adolescentes y queremos vivir la ilusión de un pololeo de verano. El disfraz que estamos utilizando es cruzar experiencias de penaduras, de piques mineros con fantasmas extraviados.

Tomar de la mano a una chica, sentir su tersura y su calor, percibir el rubor de sus mejillas y adoptar el rol de guía y apoyo, rumbo a los senderos pedregosos que se dibujaban como una serpentina por el borde del cerro. Era una aventura que te llenaba de adrenalina. Vas con Patricia, eso es suficiente, jamás supiste sus apellidos, era de pelo castaño y sus pestañas muy largas, con sus dientes como de conejita, sobresaliendo en una permanente sonrisa o una disculpa soñadora. A medida que subimos nos vamos contando historias, que tu liceo, que donde vives, cuantos hermanos, hasta cuando te quedas. Sabedores de que ese paseo labraría sutilmente las vetas de un romance adolescente, sin que nos atreviéramos más que a un beso hurtado o regalado cuando la noche o algún matorral cómplice nos protegía de miradas. Al llegar a la cumbre, ya había promesas de amor revoloteando por el grupo, las niñas se reían y los varones juntábamos algunas piedras y florecillas para testimoniar el ascenso. Luego, nos tomábamos de las manos y en un círculo en torno a la cruz, rezábamos a coro las Ave María Purísima, sin pecado concebida, consignas celestiales que pasaban a ser nuestra protección frente a la noche que caía y las sombras diabólicas que yacían derrotadas alrededor de la cruz de madera.

Con chonchones de parafina que estaban a los pies de la cruz se encendía la cumbre de luz. Desde el pueblo, los vecinos sabían que el grupo había llegado a la cruz, peregrinando y riendo, en esa fuente de amistad que alegraba como un oasis la vida calurosa del pueblo. Allá arriba, se divisaban las siluetas de los jóvenes, y luego de ese instante, que era un umbral hacia la nocturnidad, el grupo comenzaba a descender, casi todos en parejas, de la mano, cumpliendo con el juego de la piel exacerbada de instintos, que quizás jamás se plasmarían en más que en besos y abrazos, promesas y florecillas secas, guardadas en una pequeña libreta, con la dirección de Patricia, hasta que otro verano, o alguna vacación de invierno, nos trajera de vuelta, para volver a tocarnos, a reconocernos como amores fugaces, como romanceros de rodillas magulladas, como novios fantásticos de una sola travesía. La que hicimos de la mano, abrazados, besándonos en la promesa de amarnos por siempre, hasta que un tren, del fin del verano, nos desperdigara por la vida y quizás alguna carta dejara constancia de esa ilusión que desafió a los demonios en la cruz del alto.

Comarca de los Poetas, 18 de abril de 2011.

En la partida

En la partida

Si tuvieras la chance de escribir un último mensaje, no quisieras dilapidarlo dejando registro de horas tempestuosas. Quizás buscarías resonancias estelares para cruzar el tiempo como un cometa renombrado. Quizás, sabiéndote minúsculo aerolito ignorado, preferirías refugiarte en tus células madres y flotar en ese resquicio mágico en que se guarda el alma, para pervivir, tenue y grácil como una pluma, dejando apenas una estrofa que salga de ese halo que envolvió tus pasos.

Tomarías, entonces, la enredadera de tu vida para apretarla en el pistilo que acarició mariposas, en la maravilla del nacer, en la epopeya del amar, en la tarea agridulce de formar tus hijos, de luchar por espacios, de disfrutar tus nietos, de ser feliz.

En ese último resumen, simplemente, daría gracias por lo concedido, por los atardeceres frente al mar, por la piel de la mujer amada retozando en las auroras. Por el té hervido y un gajo de naranja ensalzando la vida. Un beso cerraría la página con un hasta pronto, amor.

Tuesday, April 12, 2011

Mulata de Pueblo Hundido

Absorto en el penúltimo crepúsculo, voy aspirando el aire marino, pensando en la sal pegada a tu piel canela, la que aprendí de memoria cuando te seguía como un perro faldero por los cabarets del muelle, juntando mendrugos para comprarte una caricia, para tener derecho a un remezón de tus caderas de artista, olerte sudorosa, con lociones violetas, para llegar como un adolescente a la plaza de juegos, a las sillas voladoras, al éxtasis del vértigo.

En medio de un suspiro profundo descendía de tus pechos aureolados y quedaba desvencijado con una mano en tu vientre, deslizándome como en un tobogán hacia el sueño relajado. Al abrir los ojos ya no estabas, como tampoco está hoy el sol en el horizonte y apenas una línea azul rosa traza despedidas y aplaude a la noche que se asoma con sus tules de juerga. Así, como un soplo, desapareciste de mi vista y nunca más supe de ti, errante ninfa de los campamentos, laboriosa trabajadora sexual de Pueblo Hundido. En cada puesta de sol, te buscan mis manos rasgadas por la tierra cobriza y es un fantasma tu cuerpo oloroso a arenas y concheperlas.

Saturday, April 09, 2011

Ciento veinte días y un nuevo despertar

Ciento veinte días y un nuevo despertar

Regreso a la Región de Atacama con el velamen desplegado en una carcajada. Desde los empinados caminos de Valparaíso, despido este período de disciplinado devenir, de la mano de doctores que te llenan de recetarios y consejos, casi paternales.

Ahora estoy de vuelta al ruedo de la vida, con la armadura más liviana, sin penas a la espalda, sólo con una majadera actitud de conquista que hace brotar las lianas de fantasía desde mi latir maduro, arremangándome los pantalones para cruzar de nuevo ríos torrentosos, sin temer, acostumbrado como siempre a improvisar el optimismo que sale porfiado por los poros, cuando más te presionan las horas, las tragedias, las nostalgias empaquetadas en los estantes de las casonas abandonadas.

Parto al norte con el proyecto intacto, remozado con esta carga de afectos que recibí de los buenos amigos, del seno familiar más íntimo. Tiempo que sirvió para cortar con las desidias, las ingratitudes, los pesares, las traiciones. Tiempo en que la mirada se tornó más acuciosa, para inventar desafíos mayores, para jugar tu mano con sabiduría, superviviente como albatros del Caribe, catador de la fruta primorosa de los huertos nortinos. Bebo, al partir, mi aguardiente milagrosa, comparto la protección espiritual que tendieron a mi espalda en los momentos aciagos los monjes espirituales, parto por lo mismo, agradecido, en una oración directa, profunda, sin intermediación alguna con Cristo, adscrito a la conciencia universal que te guía desde las entrañas del firmamento, sin sortilegios ni atavismos, más libre que nunca.

En el devenir de esta etapa, compartiendo con mis hijos su crecimiento y sus sueños, siento haber alcanzado una etapa de placidez, trepado a una gran torre que me permite perspectivas exclusivas, disonantes, críticas de mi sociedad, del mundo arremolinado. Entonces, intento dilucidar sus causas profundas, sus tendencias, descubrir los hilos conspiradores del poder, entrecruzados con cínicas instituciones de caridad, ocultando detrás de sus comunicados globales las mezquindades del desamor y la codicia. Creo que mi vista se ha agudizado como la de un águila altiplánica, permitiéndome otear tras las bambalinas de oropeles, tras los santuarios de oro, tras la asceta presencia de pastores corrompidos, a través de las calles amuralladas por cercos eléctricos en el patético devenir de una civilización que ahonda sus vicios con la diseminación del individualismo exacerbado. Cada vez que observo el panorama de mis tiempos, se me viene a la mente la caída de los imperios renombrados y sempiternos, con sus ruindades aflorando en medio de las promesas redentoras de los sucesivos tiranos.

Después de alcanzar esas visiones, me aboco a mi espacio, a mi deber cotidiano, a mi obligación de servir debidamente mis obligaciones. Concentrado en ello, creo poder aportar mínimamente a las correcciones que aspiro puedan extenderse. Confío en la honestidad, en la fuerza de la virtud y de la verdad, agua persistente que rompe las murallas del silencio, demoliendo sus mentiras, dejando limpiar el viento en tempestades necesarias. Parto así a mi deber, a mi camino, amando más que antes, condensando mi amatoria en las horas frescas que me han sido concedidas y que quiero aprovechar hasta el último segundo, aferrado a la vida que te inunda en la sonrisa y la caricia de quienes te aman y a quienes amas.

Valparaíso, 9 de abril de 2011.

Campesino

El sudor resbala por la frente

morenamente rugosa

y cae junto al arado

como semilla de nostalgia


Crujen las maderas del atardecer,

el surco abierto

se llena se melancolía


Lentos se deslizan

los pies descalzos

por la huella negra


Una alegría triste

lo invade

al fin de su labor


El piar de las aves

suena como péndulo nervioso

en los oídos del horizonte


Ya el viento teje

con huso melancólico

una alfombra en la tierra,

donde el obrero busca

su reposo taciturno.


28 abril /1963, recopilado en Memorias Poéticas y Licencias para un Reinicio

Friday, April 08, 2011

Odisea libertaria A Catalina de Los Ríos y Lisperguer

Odisea libertaria
A Catalina de Los Ríos y Lisperguer

Urgentemente
cruzo la plaza de San Pedro
para presentar mi expediente azul
reclamando por el oprobio
que manchó tu historia,
Doña Catalina de Los Ríos y Lisperguer

Para hacer sentir al Sumo Pontífice
la crueldad perversa de sus inquisidores
la calumnia ululante que cruzaba la Colonia
amedrentando, pervirtiendo, codiciando,
esclavizando indios, usando sus mujeres

Quiero decirle al Papa que fuiste su víctima,
perseguida pelirroja de orgullo empedernido,
y necesitas de él un mea culpa
Porque quisieron apropiarse de tus bienes
Descalificar tu impronta de mujer valiente
Sepultarte en un claustro, como a tantas

Pero tu látigo sacudió sus dientes de oro
Defendiendo lo tuyo, tu dignidad y tu albedrío
Evitando que la codicia forrada en hábitos e inciensos
se quedara con tus tierras
No podía permitirlo tu prestancia rebelde

Te acusaron de maldita
Que al propio Cristo de mayo habrías expulsado
Murmuraron por el barroso campo de Santiago
Sus dientes enrojecidos de odio te mordieron el alma
Acusada de malvada, devoradora de esclavos
Apenas humana, la Quintrala

Pero detrás de eso la ambición desbocada
La fiera camuflada vestía sus hábitos de muerte
Rastrera se escondía en los portalones
Estirando los cuerpos sin misericordia
Estampando la verdad en su cruenta historia

Impía te llamaron
Basura de tu honra hicieron
Hasta dejar establecidas en leyendas
las mil misas redentoras
que habrías ordenado para salvar tu alma

Indómita Catalina de los Ríos y Lisperguer,
el puente de la ira se rompió a tus espaldas
Has sido víctima desolada de la mentira oficial

Por eso cruzo la plaza de San Pedro
Los orines del cenáculo se arremolinan
recordando las voces del Santo Oficio,
las torturas disfrazadas de piadosa espiga

Llego al Papa somnoliento
El mismo que espera quinientos años para un perdón
apenas susurrado en el ángelus

Y le grito desde la plaza hasta el balcón de las palomas
Que sus mentiras ya no te alcanzan
Que la vida te rodea y que la luz de la justicia
abraza tu cabellera pelirroja

Y le exijo que te dejen volver a ser niña, Catalina,
Libre, independiente, rebelde,
conjura de mapuche y huinca
Levantada como una espada para atravesar al verdugo

Y queda en el cielo tu nombre, tu honra recuperas
Y la vida se cuela por tu historia hidalga
Sin que nadie ose tocar tus bienes
Sin que ningún obispo profite de tus tierras
Sin que ningún zángano inquisidor beba el vino libre de tus campos

Eres heroica Catalina de los Ríos,
la vida hoy te aplaude a la distancia
y queda embelesada por tu coraje

Con tu verdad en ristre,
luchando contra el sistema,
revolucionando la colonia,
sembrando semillas de libertad
en la noche corrupta
que vestida de muerte
quiso pisotear tu dignidad inclaudicable.

Valiente y decidida mujer
de laica estirpe,
tu historia corrijan los escribas

Que fluya la verdad como un puño
que sacude la bazofia
de esos sarcófagos blanqueados
que por cinco siglos mortificaron tu memoria.

Valparaíso, Comarca de los Poetas, 7 de abril de 2010

Thursday, March 03, 2011

Adicto a ti

Adicto a ti

Mi adicción es al cepaje agridulce de tus besos que saben a licor de selva y burundanga. Toda mi voluntad se desvanece en la liturgia del embrujo, desnuda te me vienes al pecho y te recibo con mis manos como timbales, recorriéndote, apretando tus hombros, tu espalda y tus misterios. En tu ombligo, el centro de la galaxia, me detengo, soplo tu piel y siento la proyección de mis caminos madrugados, crezco hasta la gloria, ciego, me revuelco en ti con embeleso. Las mareas de tu cuerpo desafían mi impronta de corsario, llevo el ritmo cadencioso, me cuelgo a las garcias de tu pelo, respiro profundo las fantasías de tu boca, increpo tu pasado, ardientemente peco. El éxtasis de tus muslos golpea mis orejas, sucumbo en tus volcanes, mi represa se rompe en tus gemidos, como un monstruo prehistórico, fluyo. El sudor nos empapa y en el agua nos desvanecemos para salir juntos en un sueño a revolotear el no tiempo, en el relajo profundo, de placer satisfechos.

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Caligrafías de amor, 02 Marzo 2011.