Tuesday, November 10, 2009

Desafío

Desafío

La esquela virginal abre sus brazos de luna. La invaden mis exploraciones. Búsqueda frágil de algún soplo. Cavernícola necesidad de comunicación. La nada baila con sones de tamboriles. Es el gran poder de la palabra el que desciende. Debo ser jardinero con manos atadas. Desierto que repone los rencores. Candilejas de vallenatos trágicos. Aromas de tangos espumeantes de vacío. Pensamientos que no quieren aflorar. Restricciones de tiempo y la esquela sigue. Sin destinataria. Sin un beso. Sin los preámbulos que canalizan las pasiones. Sin la humedad que se genera en la boca. Sin saciar el desolado dolor de la ausencia. Desafío inconfesado de retomar la réplica. De sonsacarle esquirlas al sol que amanece. Sin fuerzas para recuperar en una esquela confidencias de senos abiertos. Musicalidad al soplo de los dedos, escarbando locuras en el monte de Venus, convencido de la perpetuidad del romance. Amante de la suave organza, comediante de la pluma astral. Tarotista acogedor de tus silencios y quinta columna de tu reprimida sonrisa. Desafío de contar en una esquela la lejanía de tu estrella y mi red de candilejas tratando de acercarte para el festín de las pasiones adeudadas.

Sunday, November 01, 2009

Gracias a la vida, crónica en el cambio de folio


Gracias a la vida, crónica en el cambio de folio

Cuando las décadas vividas se apilan, llegando a seis, son necesarios y oportunos el equilibrio y la síntesis. Cuando se repasan los registros de una vida acelerada, el tratar de resumir seis décadas, es un buen desafío. Soy un hombre que ha cruzado dos siglos con los ojos y la mente muy abiertos, experimentando el tráfago del cambio, tratando siempre de ser parte de él. En este derrotero hice buenos amigos, algunos circunstanciales, otros permanentes, pero igual todos importantes en la construcción de tu hoja de ruta.


Fui un niño amado a destajo. Los cincuenta, tienen el color de la mamadera verde con que cada tarde escuchaba al hada madrina. Niño de radio y lectura, peleas a espada y procesiones. Escuela Pública Manuel Rodríguez, sin patio, recitando en el día del niño, jugando en los adoquines frente al puente del ascensor Polanco. Juegos en la calle Basterrica y el paseo Taiba, patines de cuatro ruedas, trolebuses, primas y vecinas, triciclos, monopatines, trompos y emboques, en la radio el Adiós al Séptimo de Línea, Radiotanda. Al finalizar la década paro de estudiantes, globos de las plazas rotos, mi papá luciéndose con su torpedera fabricada en Astillero las Habas, feria de Asiva Estadio Valparaíso. Curso de periodismo infantil en el IPA, taller literario, Ventanario, Cristal y Luz del Niño, el descubrimiento de la poesía anidada en todas las cosas.


Los sesenta se abren con la muerte de mamita Lala, mi abuela materna. El 61 ingreso al Rubén Castro, viene el mundial de fútbol, el periodismo escolar, Copihue Tricolor, llego a ser acólito, cruzado, mariano, sigue la poesía. Publican en el diario La Unión un bello poema a la madre. Lo simpático es la anécdota detrás del poema, cuando dulcemente mamá me instaba a apagar la luz de mi pieza y dormir. La adolescencia feliz, con Buddy Richard cantando Cielo, los Iracundos cantando Calla. En el Rubén Castro siguen las actividades en, Panorama, , Rincón Juvenil, 15 años, el primer amor platónico, Mónica, Liceo 1. Muchos retiros espirituales en Santiago y La Leonera con los jesuitas, Cinerama en Santiago, los Beatles arrasan. Llega la Universidad de Chile, Escuela de Ciencias Políticas y Administrativas, trabajos de verano, reforma universitaria, el despertar político sexual de mi adolescencia, se conjuga la revolución y la formación jesuítica, sigue el periodismo, creo el Mañaño Time, la primera revista de la Escuela de Aduanas en la U de Chile.


Los setenta se inician con mi ingreso a la carrera de Periodismo, como segunda carrera, justo cuando concluía la de Administración Aduanera. En Junio ingreso por concurso a la Aduana de Pudahuel. No puedo votar por Allende por no tener aun 21 años, pero soy parte de la campaña, desde el diario Venceremos, donde escribo muchas crónicas, como Desidiotizando a la cabrería. Muchos de los curas conocidos abrazan las banderas de cristianos por el socialismo y me sumo a ellos. En la Semana Santa de 1971, conozco a Rosy y nos enamoramos. Cuando viajo a Praga y varios países de Europa tengo 21 años. Compro las ilusiones en Plaza de la Ópera en París. Vivimos el corto período de la Unidad Popular como militantes, pero poco a poco nos absorbe nuestro amor.


En diciembre de 1973 soy exonerado e integro orgullosamente las listas negras de la dictadura. Emigramos a Buenos Aires. La audacia de insertarnos en la city porteña sin entrar al circuito del exilio. Lo logramos y con eso la seguridad. El diario Clarín me permite acceder a los dos empleos que tuve en Buenos Aires. La poesía surge a borbotones durante el dolor de una separación de 10 meses, mientras nacía mi hijo Hernán en Chile y en Argentina moría Perón. El reencuentro nos deja como pareja a 2000 kilómetros de los padres y hermanos, saludable distancia que debimos haber mantenido. Nace Natalia en 1977 en la clínica Marini de Palermo. El trabajo es un buen refugio para cruzar por la terrible dictadura argentina. En 1979 entro a estudiar un post título en Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador. Un amigo tano se convierte en nuestra familia, celebramos varias Pascuas con caldillos de congrio y lasagnas.


Al inicio de los ochenta regresamos a Chile. La recesión argentina nos empujó y también la ilusión de compartir con la familia. De recesión aprendimos y también, a golpes, de los egoísmos que existen en las familias. El aterrizaje en Chile fue difícil y supimos que teníamos que seguir solos con nuestros hijos, en un ambiente que se agravaba por ser demócratas y opositores al régimen de facto que imperaba en Chile. Los ochenta fueron la combinación por abrirse espacios, partir de cero, recurrir a tus talentos, escribir la experiencia gerencial. Así nació el Manual de Comercio Exterior, con adrenalina, pasión y esfuerzo. El trabajo en docencia me hizo vivir por años viajando a Santiago. Luego el Manual del Exportador, Negociación Internacional. El amigo Ramón Elizalde me dio la oportunidad de tomar este camino autoral. El 83 ingreso a la UCV, Escuela de Ingeniería de Transporte. Paralelamente hago radio en Marbella FM y comentarios semanales en Canal 4. Audazmente compro mi primera casa en el mismo y exacto lugar donde había nacido en la calle Basterrica del cerro Polanco. Ese mismo año muere papá, infarto al miocardio, a los 63 años. Es el tiempo de las protestas, apagones de luces y caceroleos coordinados. La libertad es la gran carencia y por ella luchamos. 1984 nace Pablo y estoy en su alumbramiento, saldando una deuda por no haber estado en el de mis dos primeros hijos.

El terremoto de 1985 fue una experiencia familiar imborrable. Me recuerdo con Pablo en su arnés sobre mi pecho y ambos corriendo en bicicleta por los cerros. Ese año, me voy a México en una beca OEA de Gerencia Internacional. Me despide Pablo que tiene 1 año justo. Vivo una gran experiencia que me abre las puertas como consultor del Cicom OEA, Centro Interamericano de Comercialización de OEA. Ya tenía dos manuales en circulación y los llevé de obsequió al Instituto Mexicano de Comercio Exterior. Paralelamente llevo a México terminado, mi poemario, Miedo al Miedo, Poemática para abrir nuestras ventanas, aún no publicado. Leo mis poemas a exiliados chilenos en México, particularmente a Denisse y su familia, a Vicente Querol Cabrera y sus amigos. Regreso a Chile lleno de energías y justo ocurre el terremoto de México. Al año siguiente la OEA me envía en las primeras misiones como consultor, actividad en la cual recorrería toda América Latina y el Caribe.


El tráfago de fin de los ochenta estuvo marcado por los afanes políticos por la recuperación democrática. En 1982 me había reincorporado al PDC, donde había pertenecido a mediados de los sesenta. Nos colocábamos al alero de los organismos binacionales, como el Instituto Norteamericano o Británico, donde presento en 1987 y 1988 mis poemarios, Miedo al Miedo y Eroscidio, Amática frente al Desamor. Desde 1987 había logrado mantener una columna semanal en la Estrella. Ese mismo año, al alero de la UCV, creo el Consejo Académico de Integración y provocamos un interesante acercamiento a la Argentina democratizada en 1984, con un proyecto que rompe esquemas y que es seguido posteriormente por los gobiernos democráticos, de 1990 en adelante. Por lo tanto, desde diferentes ángulos, los ochenta fueron un decenio de reinserción cívica, profesional y afectiva en Chile, desplegando la palabra en radios, periodismo de opinión, la cátedra universitaria. Surgían mis primeros libros técnicos, mis primeros poemarios y ya marchábamos con 3 hijos.


En los noventa, el desencanto con la transición y el trabajo internacional intenso. Para cerrar los dieciséis años de dictadura, publico Memorias Poéticas. Licencias para un Reinicio un libro que recopila tres décadas y busca dar un vuelco en la temática poética futura. En 1993 y 1996 dos nuevos títulos técnicos y ya cuatro poemarios, engrosan la lista de mis obras. Vivo en gran medida de mis derechos de autor y de lo que genero con mis viajes de consultoría que aumentan y crecen en jerarquía. Trabajo de manera continuada en República Dominicana, Argentina, Ecuador, Colombia y Brasil. En 1995 formo mi propio equipo de trabajo. Todo va viento en popa, pero en 1998 una artera traición que proviene de un pariente y de una mentira familiar, nos deja a maltraer. El esfuerzo por la recuperación es durísimo, pero logra sus frutos. Innovadores y tozudos, con Rosy somos una sufrida unidad en amor y trabajo. Edito el libro Comercio Internacional, Secretos del Negocio. Llego al año 2000 con un intenso trabajo en Ecuador, Bolivia y Paraguay. Salimos a flote como corchos, magullados, con secuelas que deberemos afrontar al entrar en el nuevo siglo. Lo maravilloso de este decenio es que en él nace mi primera nietecita, Valentina Paz, que será el ángel que nos ayudará a todos a superar la crisis y revertirla en una gran unión familiar.


Siglo XXI, el 2002 se va mi madre. Cumplo su deseo de que me reintegre al Servicio Nacional de Aduanas. Lo hago 3 días antes de que ella fallezca. Me aboco a la función pública y el 2003 termino mi consultoría para el Ministerio de Hacienda del Paraguay. Trabajo como Asesor de Capacitación y aporto mi experiencia en el área. Hasta que en 2006 gano un concurso de Alta Dirección Pública para asumir en la Región de Atacama, como Administrador de Aduanas. Desde esta ciudad puerto de Chañaral despliego mi entusiasmo intacto, como el primer día en que ingresé al Servicio en Junio de 1970. Además de cumplir con mi función directiva, sigo escribiendo y manteniendo este espacio de opinión y debate.

Dejo atrás un proyecto familiar del cual se han hecho cargo mis hijos y así, seguimos con Rosy, tomándole cada día el pulso a la actualidad, interesada ella en sus tres hijos y sus dos nietas y yo, como ha sido siempre, preocupado de la Transparencia, la Anticorrupción y una democracia profunda. En el fondo, ambos coincidiendo, pero con acentos diferentes, complementándonos como matrimonio que lleva ya 36 años. Desde esta cotidiana aventura, en donde el amor no es una impostación sino expresión real de alegrías y broncas, hemos avanzado 39 años, casi los mismos cuarenta que puedo lucir en lo profesional. Con seis décadas y la juventud intacta, pensando en positivo, pero cuidándonos de las malas vibras con nuestros cables a tierra, entramos a una nueva etapa, donde la única diferencia con la juventud será poder ocupar los programas de tercera edad de turismo y farmacias.

Creo necesario dar gracias a Dios por todo lo que me ha dado, esperando cubrir sus expectativas como un buen cristiano que, bromas aparte, ha buscado en su autodidacta curso de ángel, ser mejor persona.

Chañaral, 1º de Noviembre de 2009.