De nada sirven las declaraciones doctas que aportan un enésimo diagnóstico sobre la catástrofe ambiental de Chañaral.
Los antecedentes históricos demuestran el irrespeto persistente de la actividad extractiva sobre el territorio y sus habitantes.
Las tragedias se acumulan. La capacidad de recuperación se agota. Viejos líderes van partiendo. Hay desconcierto en la comunidad. Se descree de todo lo que se plantee desde el centralismo demagógico.
Por lo tanto, cuando planteamos como solución definitiva exigir al Estado y a Codelco la construcción de una ciudad modelo en la zona sur de Barquito, sobre la playa el Caleuche, se produjo una reacción de desconfianza, un sentimiento visceral por mantenerse en ese espacio, con la certeza del suelo donde se criaron los abuelos, los padres y los nietos. La sensación de desprotección se ha impuesto y las voces que querían levantar un proyecto de fondo, no logramos por ahora el respaldo suficiente. La realidad de inminentes nuevos aluviones quedó latente, pero no fue suficiente para llevar a los políticos a un compromiso serio con esta comunidad.
Atacama, Tercera Región, tiene en la Provincia de Chañaral las localidades de Diego de Almagro, Salvador y Chañaral, devastadas por la naturaleza, pero viviendo 60 años de contaminación por los relaves que vertieron al mar as mineras Andes Cooper y Codelco.
Zona de Sacrificio, chilenos sentenciados a una muerte lenta por los elementos cancerígenos, los metales pesados acumulados en la Playa Grande.
Periodismo Independiente, 09 de junio de 2017