Padre
Invierno
Como
manto de misterio
la garúa
te anuncia,
los
adoquines centenarios
lavan
sus mejillas,
el
viento norte,
rimando
temporales,
remece
conventillos
Se vienen
tus carruajes
desde
glaciares sagrados,
donde
cuidas
nieves
eternas
de milenarios
tatuajes
Desde
allí, vienes lento,
entre
rayos, bramante,
iracundo
o travieso,
danzante
de humedales
Inflamando
braseros
te
encumbras por los cerros
tamborileas
tejados,
improvisas
batucadas
Eufórico
te anuncias,
de pronto,
vas silbando,
jugueteas
de espumas
con
grandes marejadas
El
pescador te respeta,
sus botes
se guardan,
sus redes
descansan,
las
cocinas improvisan
sopaipillas
pasadas
En medio
de los puertos
un
falucho zozobra
y, felices de tu lluvia,
los
niños, saltan
sin temer al oleaje
ni a los vendavales
Después de la lluvia,
cala el frío
Las ferias resisten
con
sabor aguardiente
Espolonear
por tu escarcha
es bastante
atrevido
Que
no venga con quejas,
el burócrata
urbano
Que
no llore el arriero
por badenes
cerrados
Tú trabajas de prisa,
Ya has
vaciado tus cestos
Repartiéndonos
vida
como un
padre correcto
Por
tu manto sagrado,
la laguna
lloraba
hoy
rebalsa muy diáfana
sus
orillas de musgo
como
aura encantada
Elefante
del cielo,
vas frenando
desiertos
nos
regalas rocío
eres
noble y sencillo
Y la
garra usurera
que pretende
venderte
o dominar
tu bravura,
la
dejarás desquiciada,
quedará
pestilente
No
podrán sus sicarios
mutilar
tus cascadas,
ni robar
tus vertientes,
Llenarás
justiciero
las cascadas
del cielo
y
sabrás de las luchas
de
los pueblos sedientos
Pasarás
delicado
por los
ranchos de lata
y si,
en la oscura tormenta
de
improviso te calmas,
será
porque niños
de mojadas
espaldas
se
acurrucan de frío
tiritando
su hambre
Entonces,
tú te apiadas
les
pintas arcoíris,
chocolate
naranja
Y te alejas
conmovido,
derramando
una lágrima