PATRIMONIO
Enfrentando a la isla de ojos múltiples,
azorado ante mi imagen desambulada,
vengo
vendiendo los colores,
desnudando los huesos asombrados,
tiritando un verso humilde
para correr y no llegar tarde.
Quiero –no sé si quiero-
Es necesidad –sí, eso-
de levantar mi labio imberbe
y ofrendarte
mi único regalo que es racimo.
La propiedad única que llevo:
este amor, carne, fuego,
sensaciones, un sueño común,
mi verso.
Entregarte lo que soy,
tan sólo eso,
aquí, extendido.
Con el grito humedecido,
con mi juventud tan breve,
con esta tortura larga persiguiéndome
cuando lejos de ti
presiento el hijo.
Todo lo que tengo
eres tú, yo mismo
y ese hijo que vendrá para el invierno.
Casi siempre al decir algo,
me lo encontré ya escrito.
Tan sólo frente a ti
se cuelan albos la página y el cielo
Por eso, así, humilde peregrino
mi verso llegue a ti
llevándote esto:
:
ajuares tejidos en luna y rosas,
todo lo que no pude callar
y aquí te he escrito…
Es mi patrimonio ínfimo.
Te lo dejo…
Para que en el grito primero
de nuestro primogénito,
mi tacto agradecido
te acaricie en la brisa.
Y si de algo estoy seguro
es que ahora sí
llegaré a tiempo.
Lima, Otoño 1974.
Incluido en el libro ”Eroscidio.Amática contra el Desamor”, Editorial ConoSur, 1988.
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