Poderoso,
No dejes que la poesía se cuele por las rendijas de tu investidura. Puede llegar a ser un escalofrío que no soportaría tu anquilosada estructura. Una corriente de aire que de pronto te conecte a la muerte. No dejes que irrumpa mi palabra en tu discurso de excusas y mentiras, podrías sorprenderte soñando o recuperando el rubor de tus inicios, mientras toda la parafernalia de tu estantería de autoridad recalcitrante, claudique en el ventarrón libertario que tanto te asusta. Mejor cierra los postigos, cuenta tus monedas y escapa de la filosa lengua de los poetas del planeta.
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