Poemas desde mi barrio, América.
Hernán Narbona Véliz, poeta chileno, nacido en Valparaíso, con un largo derrotero por América Latina. Su poesía es una incitación al debate y un aporte a la cultura universal. Poeta de la generación del setenta, escribe desde la angustia o la risa, sin victimizarse, cronista de la vida, con sus sueños en ristre, invita a abrir nuestras ventanas al amor.
Thursday, March 28, 2024
El lenguaje en entropía
Tuesday, December 19, 2023
Es la hora...
Sunday, June 18, 2023
Aduaneros
Después de 53 años de vida profesional, como Administrador Público con Mención en Administración Aduanera, habiendo trabajado en las Aduanas de República Dominicana, Ecuador, Bolivia, Paraguay y en la de Chile en dos períodos, 1970- 1973 y 2002 a 2023, al despedirme hoy del Servicio Nacional de Aduanas quiero dejar este poema que rinde homenaje a los trabajadores aduaneros, servidores custodios de nuestras fonteras y del lícito desarrollo del comercio exterior.
Aduaneros
Cuando
los cóndores descubren su refugio
en
la soledad encriptada de milenarios vientos ,
cuando
el puerto se esconde pudoroso de neblinas y pianos,
cuando
el desierto acomete
con
sus silencios de camanchaca
en
la crepuscular frontera de la patria,
saluda el paso de las
caravanas, un vigía, el aduanero,
Con
aguda mirada hurgando los manifiestos,
custodiando
celoso las enormes arcas del firmamento,
Revisando
acucioso, como escribiente del tiempo,
las
fenicias dimensiones del mundo
Incesante
presencia soberana,
extendido
saludo de bienvenida,
cofradía
de leyendas atesoradas,
que
transitan en cajones olorosos de té y especias
por
los almacenes fantasmas de los puertos
El aduanero milenario
custodia
el camino del Inca,
se
instala en la soledad del golfo de penas
y
silba como el viento patagón frente al estrecho
El aduanero, constante
servidor fiscal de las civilizaciones,
convocado
de apóstol,
pastor
de vaguadas,
azul
en poemas,
amistoso
de prostíbulos,
republicano
de sobremesas,
generoso
de amigos,
pulcro
y celoso de escritos,
El aduanero, viajero de
la imaginación,
anclado
por siglos a sus portales,
ve
transitar las arenas
y
es cedazo perspicaz del intercambio.
El aduanero , blindaje
acorazado,
protegiendo
la vida
y
la integridad de la palabra,
comparte
con huemules y cóndores
un
sitial silencioso
en
los emblemas profundos de la patria.
Hernán Narbona Véliz, Agosto 2006.
Wednesday, February 15, 2023
Narco Velorio
Narco Velorio
El día que a mí me maten
yo quiero un narco velorio
sin penas y con jolgorio
Que me despidan sicarios
con cien disparos al aire
y el llanto de mis compadres
El día que a mí me maten
yo quiero un narco velorio
Capilla ardiente, gloriado
Que me despidan contentos
con fuegos artificiales
Que perreen mis cachorras
con mis pequeños soldados
El día que a mí me maten
yo quiero un narco velorio
con
jueces y diputados,
Y
cien tequilas golpeados
honrando a este gran finado
Que el responso me lo haga
un cura bien inspirado
que perdone mis pecados
y
bendiga a los drogados
Y que en mi epitafio se escriba
en la lápida florida:
Respeta mi sepultura
O sabrás de mi bravura.
Hernán Narbona Véliz
Wednesday, January 25, 2023
Thursday, November 03, 2022
El tango en Valparaíso
Me asomé a tus balcones, Valparaíso. Iba por el tango, a buscarlo en los adoquines lustrosos de un cuento. Vagué por tus ascensores de hierro sonoro y nadie lo silbaba como antaño. Caminé quebradas, descubrí derruidos aquellos viejos bares donde reinaba el tango como un duque, donde los marineros sembraban sus promesas.
Y llegué a tu corazón bohemio y bebí un vino nostálgico en el Cinzano. Allí divisé el tango. Dos espectros pálidos intentaban dibujarlo, en la plaza Aníbal Pinto, trataban de bailar el tango porteño.
Humillado tango urbano, en torno a un sombrero con escasas monedas, una dura impiedad rasgando sus historias. Tamaña delgadez trazando cuchillas en la noche, susurrando malarias de modernos conventillos.
Tango valpino que estás en mis cerros, ¿cómo te viniste apagando? ¡cuánta falta le haces a los barrios enjaulados!
Dime, tango amigo, cómo llenar de nuevo los crepúsculos de bandoneones eruditos, de madres entonando tus versos, de tórridos romances inflamando el pecho de mujeres solitarias.
Vine por ti, tango añorado, Y me duele tu ausencia, Me parte el alma ver el mendrugo de voz que te han dejado. Y me juego a entonarte, con Ledesma, Pichuco, la Tana Rinaldi, Piazzola, Te invito a subir con Altez a los patios del mundo, arrebozando un recuerdo y pintando un boceto que te deje seguir.
Tango porteño, como tú, en esa flaca esquina, no me resigno a morir.
Poeta Narbona, 2 de noviembre de 2015.
Saturday, October 22, 2022
La necesidad de resiliencia
El buque sin el remolcador queda al garete. Los volantines siempre se encumbraron con mano experta; hábiles esquivaron las provocaciones de los jotes con hilo curado.