Poemas desde mi barrio, América.
Hernán Narbona Véliz, poeta chileno, nacido en Valparaíso, con un largo derrotero por América Latina. Su poesía es una incitación al debate y un aporte a la cultura universal. Poeta de la generación del setenta, escribe desde la angustia o la risa, sin victimizarse, cronista de la vida, con sus sueños en ristre, invita a abrir nuestras ventanas al amor.
Sunday, June 16, 2024
La lámpara minera a carburo
Friday, June 14, 2024
Café de media tarde
Thursday, June 13, 2024
Renacer de la Consciencia
Renacer de la Consciencia
En medio de un desierto, enfrentando el mar, los silencios atiborrados de estrellas te ubican en la nano dimensión del todo, como partícula fractal de lo desconocido. Con el crujir de naufragios cósmicos se desmoronan los paradigmas y los dogmas.
En los círculos del universo, algo te anuncia que hay probabilidades de cambiar de anillos, pasar de lo carnal a lo espiritual, de la banalidad del mal a la consciencia holística de la Naturaleza, saltar de la frustración a la esperanza, del dolor a la risa, del placer al tedio, de la monotonía a la sorpresa, de la razón a la intuición. El libre albedrío orbita en cada acción que realices y la responsabilidad por tus actos no se delega, es tu decisión y sus consecuencias. En el colectivo fluyen las probabilidades y tras cada yerro el retroceso de la involución. Es la rueda de la vida, del pequeño morral en que se nos asigna un tiempo.
Los registros son selectivos, el cerebro solo archiva lo relevante, pero el inconsciente guarda detalles, incluyendo aquello que no quieres recordar porque te avergüenza o te duele. La memoria superpone registros y adultera pasados. Los viejos catecismos huelen rancio, eres producto de dogmas que sesgaron tu mirada. Las anclas se levantan, zarpa una nave a la deriva, debes tomar el timón, el descubrimiento se inicia. Renacer es la impronta para vencer.
Por el remolino huracanado del tiempo asciende una llamarada de interrogantes que buscan descifrar los misterios del universo. Pretensión soberbia pero motivadora. La razón claudica ante auroras boreales y apenas es mi intuición la que se cuela por los pistilos de una flor magnifica para llenarse de polen primigenio. La recurrencia de los sistemas te dicta que lo que es arriba es abajo, es un conocer perceptivo, automático, el cansancio de vivir manipulado por amos torvos y malignos. Quieres develar los olimpos de falsos dioses ebrios, que decaen envidiosos frente a humanas de sangre ardiente. Recorrer los siglos tras vislumbres cotidianas del poder atemporal, el mismo de los festines faraónicos o mesopotámicos, en tiempos submarinos o eras subterráneas, saludando en aldeas o feudos, la llegada de combatientes cazadores, que arriban con el oro de sus saqueos, con pertrechos de sedas y .licores espirituosos.
En ese deambular por el poder, te perfilas como auriga de emperadores o escriba de alquimistas secretos, guardia pretoriano detrás de los bacanales de los poderosos. Vigilando becerros de oro. Simpatizando sensual con diosas vengativas por el adulterio evidente de los dioses con las hembras humanas. La vorágine de una montaña rusa me aterriza en los infiernos, hasta que los consejos de ancianos me contratan de poeta y voy por el circo, declamando líricas adulaciones a los patricios. Ilustrado esclavo, líder de los bufones, la danza del vientre es un precipicio de volcanes desatados, el placer es parte del juego corrupto de reinados degenerados por el incesto.
Veo cómo los sabios se resguardan en catacumbas. Veo las cavernas estampadas de geoglifos diseñados con cinceles mentales. Exploro los campos neuronales para escudriñar los límites del átomo. La física cuántica es un laberinto desconcertante que podríamos recorrer si activamos la conciencia propia. Se entreveran los sofismas, la palabra carece de lógica, es exploradora sin brújulas. Las pirámides son legos de piedra trabajada por la mente, si somos semejantes al creador, también podríamos hacerlo, pero más allá de las habilidades neuronales queda la brecha del espíritu. Dejo aflorar energías dormidas, congeladas en la prehistoria de los dinosaurios, pero la puedo despertar por la hipnosis o la meditación. En este vértigo interior, la palabra es una picota que rompe los tiempos, tanteando con hambre de conocimiento, experimentando puentes hacia lo metafísico, entendiendo como simple mortal y poeta que debemos recuperar los principios naturales de convivencia, rompiendo burbujas que nos aíslan, recuperando la pertenencia al todo, en energías de armonía con los animales y la naturaleza, con humildad, tomando un sitial en el complejo e interdependiente espacio vital, cumpliendo con la evolución hacia un amor desprovisto de ego, hacia todos los seres vivos.
Cuando regresas a tu presente y vuelves la mirada a los poderosos, famélicos en su decadencia, te estremeces con las miles de almas infantiles tronchadas por ese genocidio que en eufemismo callan las élites asociadas en la guerra. Ves a la humanidad tratando de abrir puertas a la paz, pero el odio, el poder y la codicia asociados suman oro y mentiras para tergiversar la realidad y desterrar la paz a las mazmorras. En ese precipicio transitamos, con la inteligencia artificial dedicada a hacer más eficiente las masacres y la resistencia de los pueblos por la Vida y la Paz es categórica, pero perseguida por las élites.
Con la paz, hay un plan maestro refulgente al final del túnel. La humanidad reverdecerá como musgo en los desiertos. Un espacio multilateral, con equilibrio de poder, está naciendo. Pero debemos esquivar la avalancha de estiércol que bloquea los ojos y oídos de las urbes, la ignorancia servil de genuflexos. La mentira edulcorada fluye, frenando convicciones, reprimiendo, la codicia se infiltra por los pasadizos de los templos y los palacios. Los profetas de la vida deberán multiplicarse, copar los parques, llevar la palabra a los sencillos, sin púlpitos ni testeras, formando un enorme coro que eleve las banderas de una nueva humanidad.
Valparaíso, 13 de junio 2024, Hernán Narbona Véliz, Poeta, Presidente SECH-V.
Tarde de lluvia
Thursday, March 28, 2024
El lenguaje en entropía
Tuesday, December 19, 2023
Es la hora...
Sunday, June 18, 2023
Aduaneros
Después de 53 años de vida profesional, como Administrador Público con Mención en Administración Aduanera, habiendo trabajado en las Aduanas de República Dominicana, Ecuador, Bolivia, Paraguay y en la de Chile en dos períodos, 1970- 1973 y 2002 a 2023, al despedirme hoy del Servicio Nacional de Aduanas quiero dejar este poema que rinde homenaje a los trabajadores aduaneros, servidores custodios de nuestras fonteras y del lícito desarrollo del comercio exterior.
Aduaneros
Cuando
los cóndores descubren su refugio
en
la soledad encriptada de milenarios vientos ,
cuando
el puerto se esconde pudoroso de neblinas y pianos,
cuando
el desierto acomete
con
sus silencios de camanchaca
en
la crepuscular frontera de la patria,
saluda el paso de las
caravanas, un vigía, el aduanero,
Con
aguda mirada hurgando los manifiestos,
custodiando
celoso las enormes arcas del firmamento,
Revisando
acucioso, como escribiente del tiempo,
las
fenicias dimensiones del mundo
Incesante
presencia soberana,
extendido
saludo de bienvenida,
cofradía
de leyendas atesoradas,
que
transitan en cajones olorosos de té y especias
por
los almacenes fantasmas de los puertos
El aduanero milenario
custodia
el camino del Inca,
se
instala en la soledad del golfo de penas
y
silba como el viento patagón frente al estrecho
El aduanero, constante
servidor fiscal de las civilizaciones,
convocado
de apóstol,
pastor
de vaguadas,
azul
en poemas,
amistoso
de prostíbulos,
republicano
de sobremesas,
generoso
de amigos,
pulcro
y celoso de escritos,
El aduanero, viajero de
la imaginación,
anclado
por siglos a sus portales,
ve
transitar las arenas
y
es cedazo perspicaz del intercambio.
El aduanero , blindaje
acorazado,
protegiendo
la vida
y
la integridad de la palabra,
comparte
con huemules y cóndores
un
sitial silencioso
en
los emblemas profundos de la patria.
Hernán Narbona Véliz, Agosto 2006.
Wednesday, February 15, 2023
Narco Velorio
Narco Velorio
El día que a mí me maten
yo quiero un narco velorio
sin penas y con jolgorio
Que me despidan sicarios
con cien disparos al aire
y el llanto de mis compadres
El día que a mí me maten
yo quiero un narco velorio
Capilla ardiente, gloriado
Que me despidan contentos
con fuegos artificiales
Que perreen mis cachorras
con mis pequeños soldados
El día que a mí me maten
yo quiero un narco velorio
con
jueces y diputados,
Y
cien tequilas golpeados
honrando a este gran finado
Que el responso me lo haga
un cura bien inspirado
que perdone mis pecados
y
bendiga a los drogados
Y que en mi epitafio se escriba
en la lápida florida:
Respeta mi sepultura
O sabrás de mi bravura.
Hernán Narbona Véliz