Los días lunes cubren
sus pies de gabardinas negras
y tropecé en un ascensor extraño
llevando al décimo piso de la quimera
mi ansiedad de zarzamoras
El hedor a pólvora se vino conmigo
Un trozo de greda se descascaró
sobre el viento sur
Un rojo intenso cubrió
la huella obrera de los asfaltos
Las linotipias quedaron sometidas
a huesuda funebrera
de abolengo mercenario
Las murallas acribilladas
se tragaron en sus adobes
las esquirlas del espanto
En la flaca historia
la pezuña dejó su huella ploma
Buenos Aires, 21 de abril
de 1976
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