Hernán Narbona Véliz, poeta chileno, nacido en Valparaíso, con un largo derrotero por América Latina. Su poesía es una incitación al debate y un aporte a la cultura universal. Poeta de la generación del setenta, escribe desde la angustia o la risa, sin victimizarse, cronista de la vida, con sus sueños en ristre, invita a abrir nuestras ventanas al amor.
Thursday, November 12, 2020
Monday, October 12, 2020
JACOPA: Presente.
Un recuerdo al amigo y compañero de ruta, Jaime Contreras Páez
Estoy haciendo el duelo. El 6 de diciembre de 2010 falleció de un ataque al corazón fulminante, mi amigo Jaime Contreras Páez, con quien compartí desde la secundaria, en el Colegio Experimental Rubén Castro.
El egresó el año 1965 y yo en 1966. A los 12 años yo fui
corresponsal del Diario Copihue Tricolor y luego de Panorama, que editaban
Guido Dasso, Héctor Vera Mena y Jaime. Allí aportaba mis noticias y mis
poesías. En la vida adulta, él siguió por la UCV y yo por la UCH. Sin embargo,
en vidas paralelas, pertenecimos a la juventud rebelde del la DC y pasamos al
MAPU. Supe de él cuando él regresaba en los noventa de una beca en Bélgica.
Volvía Doctorado en Filosofía y su memoria la había realizado sobre Hayek, el
ideólogo del neoliberalismo.
Para entonces, yo era profesor media jornada en la UCV y
desde allí armamos un seminario que dimos varias veces, en donde uníamos la
visión crítica y descarnada del pensamiento liberal con las negociaciones
internacionales, en el contexto de la globalización. Es decir, hicimos una
dupla desde el plano intelectual que nos permitía desnudar los cimientos de
barro del individualista y despiadado sistema económico heredado de la
dictadura.
Recuerdo cuando fuimos a la Universidad de Magallanes en
Punta Arenas y Jaime, compenetrado en su personaje, hablaba literalmente desde
Hayek, lo que hacía más crudo y materialista su pensamiento. Teníamos en aula
más de 100 personas, muchos uniformados, los cuales comenzaron a revolverse en
los asientos, muy incómodos. Es que, en el estilo de Jaime, el que hablaba era
realmente Hayek: es libre el hombre que tiene bienes y no necesita vender su
fuerza de trabajo.
La gran lucha de Jaime fue que se develara la verdad del
crimen del sacerdote Miguel Woodward, asesinado en torturas a bordo de la
Esmeralda para el golpe de 1973. Discípulo y amigo de Miguel, Jaime y otros
tantos cristianos por el socialismo, bregaron por décadas para que al final la
justicia se pronunciara y se conociera la verdad de este crimen.
En su recuerdo, Jaime y Myriam, su infatigable compañera,
instalaron un comedor solidario, realizando permanentes campañas antisistema.
Pintaron escalas de los cerros y murales. Cuando los comuneros mapuches se
declaran en huelga de hambre en contra de la aplicación de la ley
antiterrorista, llegando a estado crítico, Jaime Contreras fue el único
académico universitario que se sumó al final de la huelga, permaneciendo una
decena de días en huelga de hambre, en la Escuela de Sociología de la
Universidad de Valparaíso.
Yo tuve un infarto al miocardio en Chañaral el 25 de
noviembre. El jueves 2 de diciembre, habiendo salido de la UCI, Jaime y Myriam
me visitaron en la clínica. Jaime estaba preocupadísimo por mi salud, me llenó
de consejos, que bajara el ritmo, que no me preocupara, que él me ofrecía toda
su ayuda en lo que yo pudiere necesitar. Nos reímos un rato. Le dije que me
estaba hablando bajito, casi musitando y me contó que cuando estaba en huelga
de hambre sentía en el corazón las emociones al momento que conversaba con las
personas que lo visitaban. Y luego, se descolgó con un chiste de despedida. Me
dijo que hablaba bajito porque tenía un problema en el pulmón derecho, pero con
el izquierdo NO TENGO NINGUN PROBLEMA, levantando en esta frase el tono a nivel
normal, con el vozarrón de profe que no necesitaba micrófonos. Me quedé riendo,
pensando en que en el período de reposo podríamos conversar más. La vez
anterior que nos habíamos visto había sido en mi casa de Valparaíso, el 1 de
noviembre, cuando celebramos mi cumpleaños 61 con unos pocos amigos, en una
sencilla once con una rica torta que preparó Rosy.
Habíamos bromeado con el agudo humor de Jaime, nos reímos
mucho, compartimos en la misma pieza roja en donde, antes de partir al norte
hacíamos las tertulias literarias de la Comarca de los Poetas. Allí, nos
encontrábamos también en una mesa larga alumnos y profesores del Rubén Castro.
Pues bien, ese día del cumpleaños nos sentamos a la mesa 13 personas y Rosy,
bromeando, me susurra, somos 13, uno se va a morir.
Veinticuatro días después, estando en Chañaral, se me
produjo el infarto agudo al miocardio. Los doctores le decían a Rosy que las
probabilidades no eran más del 50%. Esa fue una historia aparte, que precedió
ese encuentro final que tuve con Jaime en su visita a la clínica, donde me
despedí anunciando tertulias para este período de recuperación que hoy estoy
viviendo.
El lunes 6 de diciembre de 2010, a las 9:00 me dieron el
alta y me llevaron a casa. Llegué cerca de las 10:00 a casa y a poco llegar, un
llamado telefónico anuncia que Jaime había muerto de un infarto fulminante,
mientras hacía clases en la Escuela de Sociología de la Universidad de
Valparaíso.
Lo fui a ver y despedirme en la noche del día 7, le dejé
sobre su féretro un ejemplar del libro que contenía la crónica de homenaje a
Miguel Woodward, donde él era el vocero que había dirigido la ceremonia. Era un
mensaje póstumo, un saludo tácito, porque todo estaba dicho entre nosotros y un
hasta pronto era suficiente.
Ha llegado el nuevo año, el tiempo vuela, en tres días se
cumplirá un mes de su partida. Pienso que pudo ser al revés, tal como pintaban
las cosas. Sin embargo, yo tuve otra chance y por algo será, nadie muere en la
víspera.
_____________________________________
Un acróstico para mi amigo, Jaime Contreras Páez (QEPD)
Jodida muerte que te hizo la zancadilla
Apenas pudiste salir del aula, enmudeciste
Inundóse el cielo en tu silencio, te apagabas ...
Maciza tu voz quedó en la tierra, germinando
En un navegar de viento el cura Woodward te esperaba
Caminarás los acantilados
Orgulloso habrás vencido
No te sometió la codicia
Tu actuar fue consecuente
Registe tu vida por la ética
Encaramado a los atriles del tiempo
Rompiste la compostura de los poderosos
A tu sueño de justicia
Subes ahora sorprendido
Puedes marchar en paz
Amigo, hermano
En el regazo del Padre
Zafra de luz te está aguardando
____________________________
13 de diciembre de 2010
Jaime me visitó con Myriam en la clínica el día jueves 2.
Conversamos, reimos, nuestra amistad de toda la vida fluía como vertiente
atemporal, que comenzó en las aulas del Colegio Experimental Rubén Castro, en
1962. El lunes 6 me dieron el alta y, a la misma hora, Jaime Contreras Páez,
Doctor en Filosofía, Profesor de la Escuela de Sociología de la Universidad de
Valparaíso, era fulminado por un infarto. Nos prometimos conversas pendientes,
me dejó un nos vemos, como siempre. Él ofreciéndome toda su ayuda incondicional
y dejándome un chiste de despedida.
Mis condolencias a su gran compañera y a sus hijos, nuera y
nietas.
Thursday, October 01, 2020
Se reía en la fila
Un cuento con chilenismos.
Se reía en la fila
Aprendió que a esas
reuniones de padres y apoderados había que llegar de los primeros y partir
último, así se evitaba ser motivo de pelambres. Pero esta tarde llegó atrasado
y fue porque, en el bus proveniente de Santiago, se encontró con un pinche
antiguo y, en la hora y media de viaje, comenzó a desenroscar la víbora,
soportando sus cabezas de pescado y esos aires de sígueme negro que traigo
premio con que lo vino toreando apenas se ganó a su lado, provocándolo con esos
atracones cuando pasaban por los túneles. Sabía que la pasión por ella duraría
menos que un pedo en un canasto y que ella tenía cuerpo de pecado y cara de
arrepentimiento, pero, tanto fue el cántaro al agua, que de pronto sintió que
se le hacían agua los helados y se dijo este huevito quiere sal. A falta de
pan, buenas son las tortas y peor es mascar lauchas, pensó sacando las
manos. Iban en un asiento de atrás y de
pronto a la mina se le cayó la mano sobre el paquete. No soy de fierro pensó y
se preparó para la gran mentira, la pura puntita.
En eso incursionaba
cuando del asiento de adelante se levantó un viejo con un terno tan gastado que
si le tiraban un gato se resbalaba, diciéndole en voz alta dejen de atracar, no
sean tan caluguientos. ¿Y a vos quien te metió fichas?, le contestó al
entrometido. Más caliente que una novia, pensó voy a ponerle las peras a
cuatro, y repitió ¿y a vos quién te dio velas en este entierro?
En ese preciso momento,
hablar de entierro era irónico. El viejo llamó al auxiliar y empezó a armarse
la tole tole. Mejor que se disculpe con la señorita, encaró al vejete soplón.
Si no lo hace no se va a alcanzar la oreja. Ha ofendido a una dama le decía,
mientras ella ponía cara de “y si se sale”. Fue entonces que el viejo sacó su
placa de tira y les dijo a ambos: me van a acompañar al cuartel, por calientes.
Ahí ella empezó a hacer pucheros, peso que canta, chaucha que llora, pensó.
Mientras el rímel corría por sus ojos y sus arrugas, se pegaba la cachá de que
había pisado el palito. Más cagado que palo de gallinero, la mandíbula le
empezó a tiritar. Ella iba fruncida, no le cabía una lenteja de perfil, él iba
cortando clavos con el culo.
Mientras el bus entraba
al rodoviario, el viejo tira les dijo “par de huevones, no respetaron el
distanciamiento social, calientes de mierda, pónganse la mascarilla y vayan a
gritar Viva Chile a un motel, como la gente decente”.
Cada uno partió por su lado, sin moraleja, con un beso apurado, ambos con el quino acumulado. Él entró a la reunión de padres y apoderados de su hijo con la mascarilla manchada con rouge. ¿Se le quemará el arroz” escribió en un papelito uno de los apoderados y empezó a correr “saliendo del closet parece”, “capaz que le gusten las patitas de chancho”… eso por llegar tarde.
Sunday, August 23, 2020
POETAS EN TRANSICIÓN
Formularon incómodas preguntas…Los interrogados miraron de soslayo…Luego, siguieron en lo suyo, impávidos, proyectando perfiles, asociándose en la ploma cofradía del silencio…
Les habían asignado a los poetas, estos anárquicos bohemios que rayan la pintura de los solemnes jueces, un rol categórico: Voz de los que no tenían voz, faro guía para que navegaran los faluchos en la noche.
Por justo dieciséis los poetas se la tomaron en serio…Sesionaron por largos manteles clandestinos concertaron madrugadas y epitafios. Claro que hubo algunos que prefirieron alardear de herméticos: se tragaron los gritos, se excusaron con crisoles modernistas…
Otros, usando largas botas para el barro, se construyeron palafitos y como los canarios cantaron dulcemente desde sus jaulas…
Pero, los más persistieron. Se pusieron a pintar murallas. Algunos, exiliados, optaron por sesudos análisis sin tiempo y quedaron anclados al dolor de una partida.
Pero, los más, se volcaron a cabezazos, a pura tinta y brocha gorda contra los túneles convivientes…
Fue por dieciséis, acaso menos, los poetas nunca pintaron sus caras fueron dramaturgos de lo cotidiano. Espartanos gladiadores de la palabra. Todos ellos, escribiendo, actuando, cantando, grabando o esculpiendo, pintando, gritando o murmurando…También vociferaron. Era la tarea social que les imponían
Y gritaron fuerte. Se tomaron en serio ser voz de los que no tenían voz. Todos ellos estuvieron, a su modo, dándose de codazos para ser vanguardistas. Pero la mayoría, a l fin y al cabo en la misma línea…
Se la creyeron: faros. Con la soledad a cuestas como todos los faros. Con rompientes a cada verso, como en todos los faros. Dando a luz esporádicamente, como todos los faros. Sin pretender avisos luminosos para ayudar al gasto de energía, así son los faros...
Todavía, al menos, nadie ha publicitado diet cola en los faros.
Poetas, faros, iluminando a tientas los apagones…Y ellos se la creyeron…
Pero, justo a la salida, con la garganta ronca, faltando varios, ignorados, dispersos, sin la más mínima antología, los poetas creyeron que el gran eco de todas las voces les respondería. Que manaría de las montañas una respuesta casi absoluta: el eco rompiendo los tímpanos de las cansadas ciudades. Esperaron, esperaron. En vano reposaron sus espaldas sobre los muros que quedaban. Nada se oía, nadie respondía. Sólo empezaron a ver las multitudes, sólo percibieron algunos abrazos, unas pocas lágrimas. Y, luego, las carreras, las bolsas plásticas de las liquidaciones y el silencio.
Todos pasaron de largo, los escaparates repletos de testimonios se pusieron amarillos. Los trabajadores del arte quedaron cesantes cambiando afiliados de aefepé en aefepé. No los antologó nadie, los discursos perdieron vigencia Resultó demodé tanta nostalgia. Los silenciosos burócratas de siempre, con su amnésica mirada, archivaron los dieciséis, como si nada.
¡Lástima! Lástima que los poetas se la tomaran tan a pecho.
[i] Hernán Narbona Véliz, Memorias Poéticas y Licencias para un Reinicio, Umbral Editores, 1993.
Saturday, August 22, 2020
Tuesday, August 11, 2020
Monday, August 10, 2020
Cementerios
ir a los cementerios
Cuando lo hacía
la vida rebasaba mis ojos
Se prendía a la piel pálida
de las mujeres de negro
en encabritado deseo
que hasta juzgué sacrílego
Me horrorizaba
el campo de lápidas
y la flor agonizando
Siempre quise salir ligero
Prenderme al viento
y soñar frenético
con dos viudas dolidas
Sí,
nunca me gustó ir a los cementerios
Pero eran escala obligada
de las quintas de recreo
Cuando suene la sirena de mi turno
-voy a quejarme por anticipado-
mo se les ocurra archivarme
en un frío ambiente de soltero
No me torturen
con el agua mustia
que dejará vuestro olvido
Ahórrense la visita formal
los primeros de noviembre
Déjenme zarpar sereno
hasta el litoral del limbo
Déjenme recalar sin prisa
allí donde me envíe
el gran portero
Thursday, July 30, 2020
Estado de ánimo
Temo un adiós, como al abismo
Tiembla el dintel, es mi designio
Salta mi orgullo, asido a un sueño
Duende acicalado, trepo al castillo
Invado tu piel, vuelas en suspiros,
Yazgo contigo, bebes mi vino
Pintas fantasías en perfume aladino
Susurro una oración, gorrión aterido
Agobio en soledad, otro insomnio alucino.
Hernán Narbona
Friday, July 24, 2020
Elegía en Pandemia
una pena recóndita
Friday, June 05, 2020
Martes Trece
Martes 13/Noviembre/2012