Sunday, February 24, 2013

Diálogos Marinos 3



Acodado en la caleta contemplaba los juegos de los lobos marinos, sus crías y esos sempiternos pelícanos, parásitos juguetones de la pesca artesanal, convocando a turistas que aparecen escondidos tras sus cámaras fotográficas o celulares. 

Eres, mar,  mi vecino y compañero cotidiano, a partir de ti surge el desierto con su idioma distinto, pero a tu lado hay un esperanto de algas canturreando siempre. En cada paseo por tu orilla, busco mojar mis pies y mi alma, para regocijo y nostalgia, sin temerte, aunque me mantenga preparado para trepar los cerros al trote si te veo desordenado o engrifado como león enjaulado.

Sin embargo, amigo mar, me descubro rompiendo tus oleajes en la playa de Flamenco o recorriendo tus rocas resbalosas por Portofino, tomando un tazón de té en Villa Alegre y manteniendo la misma curiosidad con que te recorría en la costanera de espumas en mi infancia. 

Soy apenas una sutil garúa frente a tu inmensidad y te escudriño con mi imaginación para llegar a los mundos submarinos donde delfines y sirenas mantienen la paz, alejados del desquicio ruin de esta humanidad decadente. Pero, no vine a quejarme, sino a maravillarme como cada día por tus mareas, los buques que te cruzan y los pájaros migrantes que te recorren guiados por las estrellas.

Friday, February 22, 2013

Diálogos Marinos 2


Así como has forjado con tus martillos de espuma las rocas del litoral, has moldeado el carácter de la gente que se atreve a recorrerte, soporta tus cambios de humor y te llama la mar, quizás para asimilar en ese vocativo femenino, la ausencia y lejanía de las mujeres que languidecen contemplándote. 

Has forjado un crisol de navegantes, pescadores, poetas marineros que se han trepado a los mástiles o han pasado el frío en los brebajes calientes de vino y canela. Cuando se lanzan las redes y el silencio se bambolea entre estrellas cadenciosas, se viene al rostro la cachetada salobre que te resucita, permitiéndote llegar al alba, con las redes repletas y la piel escrita de recuerdos guardados. 

La mar compañera, la buena mar de paso cansino o la hosca mar que te revuelca y castiga por tus improperios, ambas son la amada mar, la permanente y necesaria mar con la que te levantas a forjar cual castillos de arena tu nuevo día, con la satisfacción de haber regresado a la costa una vez más, en el impredecible juego de lo inminente. Sin embargo, sin ello no podríamos sentirnos vivos.

Tuesday, February 19, 2013

Diálogos marinos 1

Quiero saciarme de mar, de su sonido nocturno, del viento que me trae su rocío. Quiero empaparme a tal grado de su esencia, que pueda seguir sin sufrir cuando no lo tenga frente mío o ya no pueda curar mi cansancio en sus abrazos de espuma fría. 

Cuando me anticipo a ese día en que deba alejarme del mar, quiero que mis huesos retornen hechos cenizas a su lecho de nocturnidad y pleamares, para ser navegante empedernido de sus remolinos eternos.