FÁBULA
remedando a un león
y un asno remedando a un ideólogo
Tan bien resultóles la farsa
que se dedicaron al oficio
y organizaron un circo
Muchas giras hicieron,
por el mundo se publicitaron,
lograron poder y gran riqueza
Entonces,
el perro se nombró rey de la selva;
el asno, conductor moral y filosófico
Todos los animalitos
creyeron ser felices porque nadie ya
se los comería;
vivieron así un corto sueño
como su minúscula ingenuidad
Porque el perro y el burro ambiciosos
se dedicaron a la guerra
y al pobre león con su melena
lo mandaron a un zoológico.
INDIVIDUALISMO
En los ojos desconfianza
En mis manos escondidas
sólo siento la distancia.
Soy espejo del decenio,
disfrazado de formal
Voy mostrando la sonrisa,
maniquí de bulevar
Evitando invitaciones,
con temores de invitar,
restringiendo confidencias,
un espécimen normal
al redoble del terror,
rehuyendo las miradas
oscuro depredador
Encogido en mis pretinas,
enclaustrado caracol,
disimulo mis espantos,
amable componedor
Y me alergian los bullicios
Y le escapo a su canción,
han logrado transformarme
en gentil consumidor
Y al pensar lo hago despacio,
me censuro imaginar…
¡Cuánto cuesta sacudirse
la doblez espiritual!
LIBEROSAURIO
La agreden en forma espúrea
Tirándome de la manga
Hurgando por las mamparas
Pidiendo, siempre pidiendo
Molestan mientras almuerzo,
mientras desayuno o ceno
Me enrostran toda su hambre
¡A mí, que ni culpa tengo!
De pronto, junto a mi asiento
A veces, vendiendo incienso
Cantando son lastimeros
Los niños, viejos pequeños
Los veo vender el alma
Las niñas también su cuerpo
(Ventajas comparativas o
ajustes de presupuesto)
Sentados junto a la iglesia,
me alteran con su lamentos
Respeten mi intimidad…
¡No frieguen, yo pago impuestos!.
NIÑO
Has venido a mi portal
Declamados tus derechos
¿quién los vuelve a proclamar?
Son, mi niño, tus derechos
convicción universal
Tus mayores se persignan
Los editan sin parar
Es hermoso su empastado
Son epístola papal
Son poema nerudiano
Se conmueve el más truhán
Son discurso recurrido
Infalible de apelar
Hay consenso, es increíble
Saca aplausos, ¡colosal!
Tu derecho, ¡formidable!
Tu derecho y otro más…
Pero estás frente a mi puerta
-¡si te viera la Mistral!–
No te leo tus derechos
No se trata de imitar
Simplemente, te convido
de mi duro, algo de pan
-quizás logres indulgencia
consecuente intelectual–
Ay, mi niño, tus derechos
¿quién los vuelve a proclamar?
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