Monday, August 15, 2005

Fábula - Individualismo - Liberosaurio - Niño - POEMAS DEL LIBRO MIEDO AL MIEDO 3

FÁBULA

Hubo una vez un perro

remedando a un león

y un asno remedando a un ideólogo


Tan bien resultóles la farsa

que se dedicaron al oficio

y organizaron un circo


Muchas giras hicieron,

por el mundo se publicitaron,

lograron poder y gran riqueza


Entonces,

el perro se nombró rey de la selva;

el asno, conductor moral y filosófico


Todos los animalitos

creyeron ser felices porque nadie ya

se los comería;

vivieron así un corto sueño

como su minúscula ingenuidad


Porque el perro y el burro ambiciosos

se dedicaron a la guerra

y al pobre león con su melena

lo mandaron a un zoológico.

INDIVIDUALISMO

En la piel siento vergüenza

En los ojos desconfianza

En mis manos escondidas

sólo siento la distancia.


Soy espejo del decenio,

disfrazado de formal

Voy mostrando la sonrisa,

maniquí de bulevar


Evitando invitaciones,

con temores de invitar,

restringiendo confidencias,

un espécimen normal


Deambulo en mis ciudades

al redoble del terror,

rehuyendo las miradas

oscuro depredador


Encogido en mis pretinas,

enclaustrado caracol,

disimulo mis espantos,

amable componedor


Y me alergian los bullicios

Y le escapo a su canción,

han logrado transformarme

en gentil consumidor


Y al pensar lo hago despacio,

me censuro imaginar…

¡Cuánto cuesta sacudirse

la doblez espiritual!

LIBEROSAURIO

Agreden mi intimidad

La agreden en forma espúrea

Tirándome de la manga

Hurgando por las mamparas

Pidiendo, siempre pidiendo

Molestan mientras almuerzo,

mientras desayuno o ceno

Me enrostran toda su hambre

¡A mí, que ni culpa tengo!

De pronto, junto a mi asiento

A veces, vendiendo incienso

Cantando son lastimeros

Los niños, viejos pequeños

Los veo vender el alma

Las niñas también su cuerpo

(Ventajas comparativas o

ajustes de presupuesto)

Sentados junto a la iglesia,

me alteran con su lamentos

Respeten mi intimidad…

¡No frieguen, yo pago impuestos!.

NIÑO

Estás solo, tiritando

Has venido a mi portal

Declamados tus derechos

¿quién los vuelve a proclamar?


Son, mi niño, tus derechos

convicción universal

Tus mayores se persignan

Los editan sin parar

Es hermoso su empastado

Son epístola papal

Son poema nerudiano

Se conmueve el más truhán


Son discurso recurrido

Infalible de apelar

Hay consenso, es increíble

Saca aplausos, ¡colosal!


Tu derecho, ¡formidable!

Tu derecho y otro más…


Pero estás frente a mi puerta

-¡si te viera la Mistral!–

No te leo tus derechos

No se trata de imitar


Simplemente, te convido

de mi duro, algo de pan

-quizás logres indulgencia

consecuente intelectual–


Ay, mi niño, tus derechos

¿quién los vuelve a proclamar?

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