VIOLETA Y GABRIELA
Sus manos azucenas se extienden indelebles,
Cobijo de música y poema
para el sacudido Chile cabizbajo
Desde el valle de Elqui pretencioso
hasta los largos caserones de Santiago
Desde el escaño del desierto
hasta el copihue
Violeta y Gabriela están presentes
Barriendo litorales de celofán extraño
Sacudiendo el pedregal y el surco
de monetarias termitas orientales
Es vid su canto poderoso
Peineta araucana para pelo negro
Manta cruda de lanas calbucanas
Abrigo de metáfora
para los pies de las escuelas,
cuando el temporal sacude sus nidales
Violeta y Gabriela, gigantescas,
sin avisos de neón, ni camarógrafos,
vertientes de humanismo necesario
Su fuerza es racimo subterráneo
Volcán de vivencias ancestrales
Tomada de coligües indomables
Mientras les resigna su saludo
el funcionario,
la joven cabellera de las calles
va enhebrando en vida sus tonadas.
ROMANCE CHILOTE
Cuando los remos entendieron el frío
se hundió su madera redonda
en los acerados nudillos
de un chilote
Las islas se enlazaron
de botes furtivos
Engalanadas de procesión y chichas
subieron como átomos altivos
al canto inaugural de borracheras
La sidra generosa tupida de sueños
blasfemó la lejanía de los hombres
alargados de pampa y hielo
en la trasquila
Crepitaban las piedras rojas
sus milcaos
Las almejas eran castañuelas errantes
transitando su fuerza pendenciera
Dos acordeones morenos
comenzaron a saltitos
a despertar los raulíes
y cincuenta mujeres solas
aplaudieron el corrido
Para bailarlo y descubrirlo
voló mi poncho hasta las zarzas
Desafiando miradas clericales
abracé la tímida cintura
de mi viuda
hasta encallar mi bote
en su tersura
Luego, por largos años,
ella remó para mí
los crepúsculos
y yo buceé las entrañas
de Calbuco
en un diálogo muy simple
que en diez hijos se plasmó
La silenciosa raíz de los ostrarios
alimentó diez fuertes emigrantes
La música resuena en sus talones
como pálida postal de sus romances
Vuelven siempre en los otoños
en pascua de resurreccón
En corridos y mistelas
a buscar resignación
Noviarán por los inviernos
y de nuevo partirán
A la esquila y a la pampa
Otros hijos dejarán
En alforjas de garúa
llevarán tozos de mar
Con sus botas y sus lanas
otra viuda llorará
Es el ciclo de mis islas
Saturado de llover
Es la historia de mi abuelo
De mi padre y de estos diez
Sin querer que se repita
Pero qué se puede hacer
Chiloé con sus varones
desplazados por Neuquen
Chiloé para los pijes
un rincón sin conocer
Chiloé p’a los chilotes
yerba amarga que sorber.
EL EXPEDIENTE OLVIDADO
Hice antesala por un siglo…
Traía en mi carpeta concienzuda
la piedra filosofal del desatino
Cabían en mi epístola atrevida
la paciencia,
quince códigos,
mi soñar y un compromiso
La institución secaba mis nudillos
Sus estampillas me creyeron pergamino
Un burócrata de azul puso diez timbres
-de negras manguillas intuí la muerte-
Continué entre espectros sigilosos
aspirando a exhibir mi pedimento,
pero un morado número en la frente
me remitió a la suerte de expediente
Me colgaron en plomo subterráneo,
broté en idearios encrespados
Maduré doblado y amarillo,
mas nadie leyó mis argumentos
Conocí la alacena de las ratas,
tirité mordida mi gran carta
Me encogí reseco como paja
mientras se hacía añicos la esperanza
ERA APENAS UN HELECHO…
Aprendí el lenguaje del helecho,
tartamudo verde de palabras largas,
con su penumbra tibia,
acogedor portero de mi casa
Se arrimaba al sol sin prepotencias
Me saludaba a diario, confidente,
comprendía mis treguas simplemente
Aprendí el lenguaje del helecho,
disfruté su tersura de serrucho,
en sus raíces compactas
descubrí su corazón frutoso
Aprendí el lenguaje del helecho
y sé que él supo del mío,
de mis desorientadas mañanas,
de los cobradores y sus palabras raras
Por eso lloré cuando el actuario
desparramó su cuna colgante
en el lote humillante del embargo
Lo ví aletear en treinta y cinco espacios
Lo ví despedirse del portal, sin acusarme,
comprendiendo mi desnudez escriturada
Helecho marginado del sol hasta el remate,
llegando triste, amarillo y amputado,
para que alguien, por dos centavos,
procediera a borrarlo de inventarios
Nunca más he podido
conversar con los helechos
Desde que falleció mi amigo,
por solemne hipoteca ejecutado.
No comments:
Post a Comment