Saturday, August 20, 2005

Infinito - Alumbramiento - Mi niña mujer - POEMAS DEL LIBRO MIEDO AL MIEDO 13

INFINITO

Las mejillas rojas

imantadas de beso

La boca delineada

como pétalo

Cerrados los ojos como un canto

nos dejan resbalar

en el tobogán de sus pestañas

su aliento de alondra

susurra

castillos infranqueables

Quinientos filósofos no pudieron

-y sabe Dios que lo intentaron-

definir esta sensación antorcha

de hilados permanentes

Los puentes o la rueda

el descubrir el fuego

el pisotear la luna

o democracias

Los hombres estirando

su hollín sobre los siglos

Y siempre…

la ansiedad de este diminuto espacio

para depositar

un beso de buenas noches

en la mejilla tibia

de un hijo que sueña.

ALUMBRAMIENTO

Se dilató tu galaxia algo renuente

el tiempo transgredió tus litorales

Tu tibia libertad fue violentada

El faro de la vida ya te guiaba

Se atizó tu savia sin lamentos

Palpitaron tus sienes un vagido

Te aguardaba brumoso el flaco invierno

Intrigado esperó el siglo en el vestíbulo

venías a redescubrir y a redimirme

a improvisar desnudo el primer grito

Traías de mi sangre nuevo aliento

Te empinaste sorprendido hacia el océano

Y pude en ti lavar todos mis miedos

Estrechando la mano de tu madre,

temblé sereno en su dolor arcilla

Nacían en ti todos mis hijos

Crecí de su mano hacia la hombría

Partiste cual cóndor aterido

del pubis florecido en despedidas

Succionaste el pecho, enardecido

se encandiló la noche en tu osadía

Han nacido en ti todos mis hijos

El sexo perdió su liderazgo

Incliné mi cerviz ante tu madre

Elegí una oración por homenaje.

MI NIÑA MUJER

Tu perfil frente al espejo se sonroja

y tus labios, transeúntes de tus sueños,

me descubren la fe de tus silencios

Tus cartas son praderas encantadas,

brisa suave susurrada en un cuaderno,

hablándome de ti, de nuestro anhelo

que desde ti me abraza en su promesa,

que dialoga contigo diariamente

en la opaca geométrica de este ciclo

el desierto de manos milenarias

recogió mi beso enarbolado

Es la tenue nervadura sin palabras

para la inmensidad de mi pena

en tierra extraña

Las piedras restregadas por los pechos,

desgarrantes de toda biología,

no lograron usurparnos, ni empañar,

la límpida canción que has engendrado

Tu perfil frente al espejo, sonrojada,

con el vientre atesorado en primogénito,

limpia hoy mis crepúsculos de fuego

Clandestino me brindo a tus senderos

Y va así, por los valles, en secreto,

mi respuesta a tus cartas, tu misterio

Camanchaca intuitiva, vuelo

hasta prenderme a tu regazo en beso.

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